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Ilustración, Diego Felipe Hernández.

Derechos reservados del autor, bajo licencia Creative Commons (CC BY-NC-SA 2.5 CO).
Las imágenes son realizadas en la clase de Ilustración dirigida por el diseñador Ricardo Correa, en la FaDIC.

Hacia un hábitat virtual
Presencias y ausencias en el espacio doméstico contemporáneo

Towards a virtual habitat
Presences and absences at the contemporary domestic space

Andrés Colorado Giraldo

AColoradoG@gmail.com, Universidad de Manizales

Arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia, se ha desempeñado como investigador en el observatorio ‘La ciudad latinoamericana, entre la prevención y la vigilancia’, y como miembro del equipo de redacción de Escala, revista especializada en temas de arquitectura latinoamericana.


Recibido: 14-03-2015
Aprobado: 14-06-2015

Resumen

La presencia de las tecnologías de la información ha cambiado numerosos paradigmas sociales y culturales, sin embargo, desde las ciencias humanas y particularmente desde los procesos de producción de los objetos culturales, dichos cambios son mucho más lentos.

En el proceso de estudio de dicho impacto, la manera en que se transforman los aspectos funcionales y de uso de los objetos del día a día, pero particularmente la arquitectura, es puesta en entredicho, dado el lento proceso de cambio que tiene el proceso pedagógico y la poca reflexión que este profundo cambio en nuestra forma de ver el mundo ha sufrido en los últimos años.

Finalmente, el trabajo presenta como conclusión una relación entre el arte, sus procesos y obras, con el diseño, dada su capacidad de adaptarse y dar cuenta de los fenómenos sociales de manera casi inmediata.

Palabras clave: Diseño, comunicación, imagen, hábitat, virtualidad, arte.

Abstract

The presence of information technologies has changed a high number of social and cultural paradigms; however, from the human sciences and particularly from the production of cultural objects, such changes had been slower.

At the process of studying such impact, the way in which the functional and use aspects of everyday objects are transformed, particularly the architecture, is called into question, as the pedagogical process has such a slower change, and there is no much consideration of such deeper changes in our way of seeing the world at the last years.

Finally, this paper presents as conclusion a relationship between art, its processes and works, with design, given its capacity to adapt and to give an account of social phenomena in an almost immediate way.

Keywords: Design, communication, image, habitat, virtual object, art.

  1. 1. Introducción

Uno de los cambios fundamentales en la entrada del siglo XXI es la presencia supra modal de la comunicación y sus medios. El artículo explora diversas repercusiones que nos deja el tránsito de una sociedad basada en el contacto entre personas a una basada en compartir la información con la presencialidad ‘física’ de los interlocutores como un segundo plano de las relaciones humanas, a partir de la aproximación teórica a obras de arte contemporáneas que exploran esta modalidad del hábitat que parece constituirse a través del énfasis en la comunicación remota.

  1. 2. Discusión

Al pensar la idea de mundo como universo de nuestras experiencias e ideas, como esa constelación de la que habla Walter Benjamin, debemos reconocer que ‘nunca había cambiado tan rápido en tan poco tiempo como a finales del siglo XX e inicios del siglo XXI’ y, en un sentido similar, que el espacio habitable nunca había sido producido de una manera tan serializada, industrializada, uniforme.

Si bien la primera década del siglo XXI se cierra señalando un derrotero de violencia y convulsión para esta segunda, desde los atentados del 11 de septiembre a la reacción en contra de los extremismos islámicos con la consiguiente perspectiva de crisis energética y política global, el panorama planetario es, cuando más, melancólico y voluble.

Los numerosos conflictos armados latinoamericanos han cedido paulatinamente su espectro a la lucha de las comunidades por su derecho a un mejor hábitat, mientras los estados siguen gastando los recursos naturales de nuestro continente en sus anquilosados conflictos políticos, un escenario de violencia y corrupción que sin duda alguna influye sobre una crisis ecológica y de habitabilidad humana en ciernes, mientras el paisaje natural latinoamericano cede ante la presión de la economía globalizante.

En este sentido la tecnología y su revolución afecta profundamente la concepción misma de sociedad, tornando nuestro sistema cultural en un escenario de inmediatez y de culto por lo superficial que nos recuerda la idea de sociedad del espectáculo barroca. Nutrida por la inmediatez del Internet la percepción humana, como conjunto de particularidades mediadas por las culturas de lo regional, cede a los filtros establecidos por los contenidos on-line, desde los videos virales hasta la cultura del tuit y sus 140 caracteres, o el uso del hashtag para medir la popularidad de lo vivido. Videos, collages, audios, blogs, entre otras tantas herramientas, se han vuelto el elemento fundamental para el análisis, reconocimiento y construcción del espacio, dejando en un lugar secundario de las cosas en sí para concentrarse en la virtualidad de su imagen.

También las redes sociales han ejercido un poderoso efecto sobre esta revolución de las virtualidades, transformando la manera en que nos comunicamos en esta economía globalizada, pues ya no podríamos hablar de sociedades, países o territorios. Perfiles, tuits, posts, transforman la dinámica social dejando la tierra firme por la esfera virtual de lo inmaterial, dimitiendo frente los comments, posts, o emoticones como nuevos símbolos de un protocolo social libre de las limitaciones que el espacio y el tiempo habían establecido para el contacto entre los hombres.

Trascendiendo las barreras geográficas de la experiencia la vida social se anega en esta suerte de espectáculo emergente señalado por la Internet y su poder de comunicación masivo que invade la esfera privada del hábitat humano. Entre tanto, los espacios de convivencia, sociales, aquellos que iniciaron con el ágora y que trascendieron la plaza y el espacio público moderno, se encuentran en peligro de extinción, obsoletos o subutilizados por una cultura que cambia el café por el computador y la charla por el chat.

Este uso generalizado de las herramientas de corte tecnológico, transformando los protocolos de comportamiento social, también transforma los escenarios del trabajo, de la educación, de la vida privada, del hábitat humano en general. Es apenas lógico que desde el diseño busquemos re interpretar el espacio doméstico contemporáneo para adaptarlo de forma consecuente a las dinámicas de esta nueva manera de interactuar en sociedad.

Sin embargo, no podríamos comparar el acelerado avance en el campo de la tecnología y las telecomunicaciones con una transformación de la concepción espacial y funcional de las propuestas que presenta el diseño para la vida doméstica contemporánea. Si bien es cierto que en general el mercado ofrece una amplia gama de accesorios y gadgets tecnológicos para convertir la casa tradicional en una ‘casa inteligente’, la domótica se ha centrado en los sistemas de seguridad y monitoreo, en el control de audio e iluminación, del entretenimiento en el hogar, pero siempre como un agregado, o un constructo a posteriori.

De alguna manera, se trata de un proceso de individualización, de ’customización’ (si tal palabra cabe) como señalan algunos avisos en los que el habitante convertido en cliente (customer) transforma el producto estandarizado y serial de acuerdo a los refinamientos propios de esta cultura del espectáculo que hemos mencionado.

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Ilustración, Juan Camilo Ayala Ramírez

Derechos reservados del autor, bajo licencia Creative Commons (CC BY-NC-SA 2.5 CO).
Las imágenes son realizadas en la clase dirigida por el diseñador Ricardo Correa, en la FaDIC.

Al gusto del cliente, sí, pero de un cliente estandarizado y encasillado en ciertas opciones que giran, generalmente, en torno a la presentación externa de los productos. Mientras tanto, el esquema de programa de la vivienda, la distribución de espacios, sus esquemas funcionales y de servicios, se mueven en los mismos estándares tradiciones, aplicando las nuevas tecnologías a concepciones de la vida en familia que parecen no haber sufrido transformación alguna desde los años 50, momento en que el ideal familiar norteamericano se convirtió en paradigma globalizado por los mass media.

En tal sentido, el modelo de planta libre que hemos heredado desde los planteamientos de la vivienda moderna, y que ha sido interpretado de mil maneras por los constructores de las unidades contemporáneas, parece ser la única alternativa que ha impactado el diseño de los espacios que habitamos, el único camino para enfrentar la variedad cultural y de tendencias implícitas en las posmodernas sociedades que alberga la ciudad contemporánea.

Si bien las necesidades básicas de los humanos pueden aún encasillarse en los mismos verbos que lo hiciera la modernidad: comer, dormir, descansar, trabajar… la relación que guardamos con el mundo es totalmente distinta, en el hoy de nuestra cultura, lo real, lo próximo, es reproducido por las pantallas y dispositivos que rodean nuestra vida. Quizá porque la metrópoli contemporánea resulta hostil, enorme, distante, o por la probable evolución de nuestro ser biológico con la presencia de los dispositivos electrónicos como medio dominante de relación con el entorno; el mundo libre de las limitaciones geográficas nos ha permitido plantear nuevos paisajes que se desplazan de la inconmensurabilidad de lo natural a lo infinito de lo virtual, de la experiencia de lo real a los ambientes creados y experimentados a partir del ordenador.

Del otro lado, en el diseño de la vivienda, los problemas parecieran ser los tradicionales: precio por metro cuadrado, impacto de las tecnologías ‘verdes’, presión inmobiliaria. Muy poco – o nada – se ha explorado en el espacio del hábitat doméstico de las relaciones entre hombre y tecnología, del nuevo paradigma de sociedad que parece estarse gestando. Y todo esto aun cuando se trata de un problema fundamental en el que estamos jugando lo que entendemos como nuestro ser social, por comunidad, por la naturaleza misma de lo humano, que siempre se ha estado impactada por la idea base de comunidad, de vocación por la vida en sociedad. Al ver estas relaciones y vínculos cambiando de manera total, - como parece ser - por la presencia de lo virtual que hemos anotado, el diseño, en su aproximación al escenario mismo de la vida, debería facilitar y reflejar estas nuevas formas de ver el mundo, pero ante todo, nuevas formas de relacionarnos y de habitar el planeta.

En dicho camino valdría la pena preguntarnos sobre nuestras seguridades en torno a la vivienda, a la comunidad, a la ciudad, al hábitat como totalidad compleja. Las proporciones mismas de la vivienda deberían narrar esta nueva aproximación entre el habitante y su contexto. Por ejemplo, si en los años de esplendor de la vivienda moderna la sala era el centro del hogar, el punto de encuentro y diálogo, el escenario del diálogo que involucraba al núcleo familiar, a familiares y amigos, lugar de encuentro y reunión, de vínculo con lo cercano y lo lejano, hoy debemos pensar que la misma idea de familia cambió, que los hijos prefieren la intimidad de sus cuartos, que las relaciones afectivas están libres de las cargas sociales y los pesos de antaño.

En nuestro hoy y ahora, desde una habitación se pueden establecer todas las familiaridades y llevar a cabo todos los protocolos que exigía la vida, pasando del escenario real al chat room, de la sala a la pantalla. Los escenarios del acercamiento en tiempo real también suceden on – line, pero virtualizados, remplazando la necesidad del viaje con la inmediatez del contacto con personas en cualquier lugar del mundo. Limitado durante el siglo XX a las actividades académicas o a los escenarios laborales, el computador se ha convertido en la herramienta clave para pensar la realidad de nuestras individualidades en vista del mundo global.

Si esta intensidad de usos sugiere la transformación del hogar ¿Por qué la oferta de áreas sociales en la vivienda contemporánea sigue siendo imperativa? Vemos cómo avanza la tecnología y mudamos de prácticas ético – sociales, mientras surgen esquemas de trabajo virtual que podrían, en una perspectiva crítica del diseño, transformar el uso y la experiencia que tienen los individuos de los espacios de la vivienda, una noción base de esta transformación tiene que ver con la utilidad de los espacios, con las permanencias en los espacios tradicionales y de estos espacios en sí. Se trata de un cambio similar al que se originó con el desplazamiento del calor del hogar en la chimenea al resplandor del hogar en el televisor.

Ilustración, Viviana Andrea Casallas Esquinas

Derechos reservados del autor, bajo licencia Creative Commons (CC BY-NC-SA 2.5 CO).
Las imágenes son realizadas en la clase de Ilustración  dirigida por el diseñador Ricardo Correa, en la FaDIC.

Estas transformaciones nos evocan una polémica que ya surgiera durante el periodo moderno, aunque con causas distintas: ¿estaremos en una crisis del lugar ante la cual los contenidos de la arquitectura, particularmente de aquella residencial, deben ceder su jerarquía? Los nuevos medios parecen suponer un tipo de relación entre el espacio habitado y su contexto en el que los enlaces y vínculos son las nuevas ventanas al contexto. El uso del ordenador sugiere una relación binaria con las máquinas, en la que el entorno construido y el paisaje natural se ven impactados por el mundo de lo virtual, por el infinito espacio on – line. Este desplazamiento es, quizá, uno similar al de los no-lugares, los vínculos entre la vital idea de lugar y la de habitabilidad se diluyen en cuanto la experiencia inmersiva de los nuevos medios se vuelve dominante como experiencia misma del mundo.

Esta forma de ver el impacto de lo tecnológico nos invita a repensar la relación entre privado y social en una ciudad vista como la suma de unidades residenciales volcadas al interior, negadas a su contexto, una idea que contradice la misma esencia de la polis como génesis de la ciudad, su antípoda absoluto que niega la idea de lugar de encuentro y reunión establecido por espacios que como la plaza y el mercado ven ceder su preponderancia urbana por el chat y las compras on – line.

La aparente inmutabilidad de la oferta inmobiliaria frente a este escenario impactado por lo virtual contrasta con los cambios en los procesos económicos globales; además de los cambios en las cadenas de producción, ahora complejas entidades robotizadas, el teletrabajo como dimensión introducida desde el desarrollo de la banda ancha ya ha transformado los espacios del trabajo, cambiando funcional y significativamente la oficina tradicional, desplazando su uso a la calle, al parque, incluso al automóvil o el metro. La idea de work – mode como elemento diferenciador de la producción contemporánea se transforma al convertir el ambiente laboral en un elemento permeado y mutado por la presencia de Internet; más allá del recinto de oficinas o del cubículo laboral, los e-mails, las actualizaciones, los posts, amplían el escenario del trabajo a la totalidad de la escena vital, otro referente que nos lleva a repensar el papel que juega lo doméstico como espacio productivo. La vivienda como espacio de producción y de re-producción.

En el texto Bienvenidos a Cyberia, Arturo Escobar nos plantea cuestiones que son fácilmente aplicables al campo del diseño; todas apuntan a medir el impacto que tienen los nuevos medios en los discursos, en las prácticas, al análisis de la creación en nuevos escenarios y en dominios de la actividad humana ya permeados por la omni presencia de lo digital. Son preguntas que nos permiten replantear nuestras búsquedas espaciales partiendo de entender las dinámicas del presente.

De la misma manera, el contacto físico ha caído en el desprestigio que conlleva esta jerarquía de las relaciones digitales, un escenario permeado por el desprestigio del lugar. Al respecto, estos no lugares que hemos mencionado, ejemplifican prácticas urbanas que evidencian el distanciamiento entre la ciudad y sus habitantes. La simultaneidad e instantaneidad de las nuevas formas de comunicación deberían abrir espacios para repensar o reinstituir un universo digital de la productividad y la funcionalidad. En términos de diseño, al idea de promenade como recurso fundamental del diseño al pensar la transición y sucesión del espacio urbano, deben ser cuestionados en esta era de eficiencia absoluta de la instancia vital ¿Cómo podemos pensar la inmediatez cuando son las experiencias que nos convierten en humanos, en seres sociales ‘por naturaleza’, las que entran en desprestigio ante la ventana digital?

  1. 3. Conclusiones

Formarse en diseño implica esta búsqueda de conceptos, contrapuntos y opciones al actual modo de vida, que sirvan para solucionar las dudas planteadas por los nuevos escenarios que la comunicación nos plantea; interrogar los límites del entorno frente a quienes han estado más involucrados en el manejo del espacio y la imagen; exige ser consciente de los cambios en los modos de vida con el arrollador paso de lo digital, principalmente de aquellos que por su vínculo en términos de autonomía con la realidad se mueven en el terreno de lo artístico, la imaginación y la creación. Particularmente puestas en discusión por las vanguardias artísticas del siglo XX, las condiciones de autonomía y soberanía del arte le permiten desarrollar una visión crítica sobre el estado del hábitat contemporáneo desde su relación con el paisaje, la privacidad, o conceptos vinculados simbólica y culturalmente a la idea de hogar, como el abrigo y la protección.

Sin embargo, esta esfera autónoma del arte que le permite dar cuenta de la realidad está basada en el reconocimiento de una dimensión efímera y perceptual de la obra, que parece estrellarse con las lógicas de la duración propias del ejercicio del diseño, acercando el campo de lo publicitario y lo artístico, tal como expresaran vanguardias como el constructivismo o la obra de El Lissitsky.

Entre estas intervenciones, una buena manera de concluir esta aproximación entre campos de lo efímero y el hábitat, así como de sus relaciones con las tecnologías de la información, está la obra de Mariko Mori, particularmente su Wave UFO, presentada en la 51 Bienal de Venecia (2003). La geometría de su cápsula habitable, así como el abordaje de una dimensión comunicativa no mediada entre el visitante y la infraestructura digital de proyección, permite generar un espacio fluctuante que por su escala y forma nos recuerda la presencia de un abrigo maternal, de un vientre acogedor prototípico referido a la maternidad y a la idea de hogar, en el que se reinterpreta la función de la tecnología en la producción del hábitat humano. En tal sentido, Juan David Chávez (2009) afirma que:

(…) quizás pudiese pensarse una arquitectura para el espacio doméstico en la que habitáculo y habitante estén íntegramente interconectados, un espacio fluctuante y capaz de verse transformado de acuerdo con las necesidades reales, y no supuestas, de los individuos que la habitan.

El trabajo de Mori involucra la realidad virtual como nuevo escenario del hábitat humano, en contrapunto a la dimensión arquitectónica que es usual. La concepción esencialmente digital de su obra, pese a su soporte arquitectónico, nos presenta una idea que puede renovar nuestra concepción de lo doméstico, utilizando la ciencia y la tecnología en el sentido planteado por Heidegger de crear nuevas realidades como manifestaciones de un ser en desarrollo.

Esta última relación, de espacialidad y época, que si bien transpira mucho de la idea de Kunstwollen planteada por Riegl, nos permitirá trascender la visión de hogar y domótica, en una perspectiva que permita acoger en el primero los retos planteados a la estructura social en términos de comunicación, trascender la percepción práctica de las nuevas tecnologías para enfrentar los problemas de las nuevas percepciones y maneras de ser en el mundo, para entender sus necesidades espaciales y de hábitat.

Como diseñadores el compromiso primordial debe ser con la investigación como esencia activa de nuestro trabajo, con encontrar los caminos que nos permitan un salto cualitativo en la manera en que habitamos el mundo.

  1. 4. Referencias

Escobar, A. (2005). Bienvenidos a Cyberia. Revista de Estudios Sociales No. 22, diciembre.

Chávez, J. (2009). HABITARTE; La mirada crítica desde el espacio escultórico contemporáneo hacia la arquitectura doméstica actual. Consejo Profesional Nacional de Arquitectura y sus Profesiones Auxiliares CPNAA; Medellín: Universidad de Antioquia, Facultad de Artes, Maestría en Historia del Arte.

Lee, M. (2010). Tectónica Digital, tecnologías y procesos de diseño digital avanzado y producción en arquitectura. Revista C3 No. 313. Seúl, Septiembre de 2010. Págs. 68-71.

AV Monografías. (2003). Casa, Cuerpo, Crisis. Madrid (104) Noviembre-diciembre de 2003.

AV Monografías. (2003). Casas con sentido. Madrid (102) Julio-Agosto de 2003.

http://www.arqchile.cl/arquitectura_virtual.htm

http://www.slideshare.net/maxix91/marcos-novak




Colorado, A. (2015). Hacia un hábitat virtual. MasD, Revista Digital de Diseño. Vol. 9, Edición N.° 16 Ene. - Jun. 2015.