Ponencia

El deporte de competición, laboratorio de la medicina del mejoramiento: análisis ético y filosófico del problema del dopaje*

Jean-Noël Missa **
Universidad Libre de Bruselas. , Bélgica

El deporte de competición, laboratorio de la medicina del mejoramiento: análisis ético y filosófico del problema del dopaje*

Revista Colombiana de Bioética, vol. 10, núm. 2, 2015

Universidad El Bosque

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Recepción: 28 Agosto 2015

Aprobación: 09 Diciembre 2015



Traducción del francés al español:

Fuente: Gustavo Chirolla

Introducción

La ambición de este texto es proponer un análisis ético y filosófico del fenómeno del dopaje en el deporte de competición al preguntarse por el fundamento de la política actual liderada por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y las autoridades deportivas internacionales. La ineficacia concerniente a los controles antidopaje genera serios problemas éticos y de justicia deportiva. Un gran número de atletas dopados logra pasar la malla de la red antidopaje. Por lo que los objetivos principales de la política de la AMA, permitir que los atletas puedan competir en condiciones iguales y la erradicación del dopaje, no se logran[1]. El problema es estructural. Puede considerarse la política antidopaje implementada por la AMA desde 1999 como un experimento social a gran escala. Después de 15 años de experimentación llegó el momento de saber si la política actual de la prohibición es la mejor manera de minimizar los efectos perjudiciales del dopaje.

Los asuntos recientes muestran que en ciertas disciplinas de competición, como en el ciclismo, el dopaje es endémico. La encuesta liderada por la USADA sobre el equipo del US Postal de Lance Armstrong señala que a principios del 2000 la mayoría de atletas participantes en el Tour de France tomaban sustancias prohibidas[2]. Desde nuestro punto de vista se trata de examinar la cuestión del dopaje en el deporte desde una perspectiva pragmática basándose en una ética de consecuencias. Desde un punto de vista ético nos parecen esenciales dos factores, a saber, minimizar los riesgos para cuidar la salud de los atletas y garantizar la equidad deportiva. Desde el punto de vista de los riesgos para la salud es bastante lejana la posibilidad de que la política liderada por la AMA sea la mejor opción posible, en la medida en que, de hecho, deja pasar un uso clandestino y masivo del dopaje. Desde el punto de vista de la equidad deportiva la política actual está lejos de ser satisfactoria, en la medida en que su ineficacia pone en desventaja a los atletas que no consumen productos dopantes en relación a aquellos que se dopan clandestinamente. Aquello conduce a la situación altamente inmoral en la que el vencedor es frecuentemente el «mejor tramposo», el más astuto, más inteligente o más afortunado.

Cada vez más, independientemente de los problemas de la salud y equidad deportiva, la política prohibicionista de la AMA genera un cierto número de efectos perversos muy preocupantes. La cuestión del dopaje debe ser discutida sin tabú y sin a priori. Para ello debe permitirse a los distintos actores (en particular a los deportistas) expresarse libremente. Es una situación compleja que no ofrece solución simple. Un gran debate social debe ser abierto, sin prejuicios, sobre las consecuencias de la política antidopaje, sobre la legitimidad de recurrir a las tecnologías del mejoramiento en el deporte, así como sobre una política deportiva que permita a los atletas ejercer su carrera en las mejores condiciones posibles.

1. LA RENOVACIÓN DEL DEBATE SOBRE EL MEJORAMIENTO EN EL DESEMPEÑO DEPORTIVO

El debate sobre el mejoramiento del desempeño deportivo es evidentemente antiguo, pero ha evolucionado considerablemente en el trascurso de los últimos años. Dos razones explican, según nosotros, esa renovación, a saber, la creación de la Agencia mundial antidopaje y la aparición de la medicina del mejoramiento.

1.1 LA CREACIÓN DE LA AGENCIA MUNDIAL ANTIDOPAJE (AMA)

El incremento de la lucha antidopaje después del asunto Festina del Tour de France de 1998 condujo a la creación de la Agencia mundial antidopaje (AMA) y a la aplicación de una filosofía prohibicionista oficialmente defendida por las autoridades deportivas. La agencia mundial antidopaje tiene la misión de promover, coordinar y supervisar la lucha contra el dopaje en el deporte en todas sus formas. Fue fundada en 1999 a título de organización internacional independiente. La creación de la AMA tuvo como consecuencia ponerle fin al laxismo relativo en cuestiones de lucha antidopaje que se conocieron en los últimos decenios del siglo XX. Esta voluntad política de erradicar el dopaje ha llevado a la condena de numerosos deportistas a penas de suspensión más o menos largas en las competiciones, e indirectamente a la encarcelación de atletas tan ilustres como Marion Jones. Ciertos médicos y filósofos piensan hoy que el objetivo de erradicación del dopaje constituye un ideal imposible de alcanzar. Estiman que la política de la AMA es contra-productiva, y recomiendan, desde diferentes acercamientos pragmáticos, autorizar el dopaje con control médico.

En este artículo, el lector podrá llevarse la impresión de que nuestro objetivo es la Agencia Mundial Antidopaje y su manera de orquestar la lucha contra el dopaje. La razón es porque la AMA es el organismo más visible y mediático. Es necesario, sin embargo, precisar que la AMA, en lo esencial, no hace más que implementar un paradigma propuesto, de manera precursora, por el Consejo de Europa, y el cual fue consolidado en la Convención contra el dopaje. En cuanto a la Convención de la Unesco, ésta tiene como modelo la convención del Consejo de Europa[3].

Hay que señalar la similitud que tienen los enfoques subyacentes de cada una de estas tres instituciones (AMA, Consejo de Europa, Unesco). Entonces, a través de la AMA nuestros críticos han revisado la filosofía antidopaje del Consejo de Europa y la Unesco.

1.2 LA EMERGENCIA DE LA MEDICINA DEL MEJORAMIENTO

La segunda razón ofrece al problema del mejoramiento en el desempeño deportivo una dimensión filosófica y ética que no tenía antes, a saber, la inclusión del dopaje en un campo más amplio, aquel de la medicina del mejoramiento. La difuminación de la frontera entre la medicina terapéutica clásica y la medicina del mejoramiento constituye una de las características de la biomedicina del siglo XXI. En la biomedicina contemporánea, los nuevos medicamentos y tecnologías terapéuticas pueden utilizarse no sólo para sanar las enfermedades, sino también para mejorar las capacidades humanas. Una encuesta reciente ha mostrado que la ingestión de dopantes cognitivos que permiten mejorar el desempeño académico se ha convertido en una práctica común en las universidades norteamericanas[4]. Las substancias utilizadas por los deportistas para mejorar su desempeño, productos tales como anfetaminas, eritroproyetina, corticoides o la hormona de crecimiento fueron utilizadas, en un principio, con fines terapéuticos. De la misma manera, las tecnologías médicas como la terapia génica o la inyección de células madre son susceptibles de ser utilizadas con fines de mejoramiento en los deportistas. Dicha evolución representa un cambio de paradigma en la práctica médica. En el seno de la medicina clásica, terapéutica, se desarrolló, insensiblemente, otra medicina cuyo objetivo no es más el de sanar, sino el de mejorar, una «medicina dopante». En su obra Better than Well, el filosófo y bioético Carl Elliott se dedicó a realizar un análisis de múltiples aspectos de las tecnologías del mejoramiento (Enhancement technologies) en la sociedad norteamericana contemporánea[5].

Después de una decena de años, primero en los Estados Unidos y luego en Europa, múltiples autores, médicos, filósofos, bioeticistas, juristas, se inclinan hacia el tema de las tecnologías del mejoramiento. La medicina ya no es únicamente terapéutica. Algunos esperan de ella que intervenga en el desempeño y «perfeccionamiento» de lo humano, donde está el espacio del deporte. En ese contexto, el deporte de competición puede convertirse en uno de los principales laboratorios del «enhancement»[6]. Los atletas aceptan, frecuentemente, tomar riesgos, lo que comprende recurrir a productos dopantes o tecnologías experimentales para mejorar su desempeño. Para ganar una competición, batir records o ganar medallas, ciertos deportistas están dispuestos a convertirse en sujetos de una vasta experimentación llevada a cabo en la clandestinidad. El encuentro entre el deporte y la biotecnología del mejoramiento despierta preguntas éticas, filosóficas, políticas y deportivas que no tienen respuestas simples. En el siglo XX el dopaje en el deporte ha evolucionado al ritmo del progreso de la farmacología (anfetaminas, esteroides, hormonas de crecimiento, eritropoyetina...). Después de algunos años, el desarrollo de la terapia génica ha creado herramientas nuevas para mejorar el desempeño en el deporte. La difuminación de fronteras entre la medicina terapéutica y la medicina del mejoramiento es perfectamente ilustrada por el potencial uso de la terapia génica en el deporte[7]. La terapia génica genera las técnicas que permiten la modificación genética de las funciones fisiológicas relacionadas con desempeño atlético. Las tecnologías de recombinación genética podrían permitir no sólo atenuar los síntomas de enfermedades, como la distrofia muscular, sino también reforzar el vigor muscular de las personas mayores o mejorar el desempeño de los deportistas. Han sido identificadas decenas de genes que afectan el desempeño deportivo y que son susceptibles de modificación por recombinación genética. Los científicos han creado ratones transgénicos dotados de «capacidades atléticas» excepcionales[8].

Una de las primeras experiencias de recombinación genética susceptibles de tener consecuencias sobre el mejoramiento fue realizada por Se-Jin Lee, profesor de biología molecular en el Johns Hopkins Medical School de Baltimore. Lee identificó la función de la miostatina, una proteína que le ordena a los músculos cuándo deben parar de crecer[9]. Experimentando en ratones, Lee hizo inactivo el gen del animal que codifica la síntesis de la miostatina. Obtuvo ratones con músculos hipertróficos. Una vez publica sus resultados, Se-Jin Lee empieza a recibir correos de pacientes con enfermedades musculares, pero también de atletas y adeptos del bodybuilding interesados en incrementar su fuerza muscular artificialmente y entusiasmados con la idea de experimentar con la terapia génica en sus propios cuerpos. En 1998, H. Lee Sweeney, profesor de fisiología en la Universidad de Pennsylvania, publica los resultados de un experimento con ratones recombinados genéticamente para producir l’IGF-1 (insulinlike growth factor), una substancia que interviene en el anabolismo muscular. Los ratones con músculos hipertróficos de Sweeney fueron bautizados por la prensa norteamericana «Schwarzenegger mice». Sweeney recibe, también, numerosas solicitudes de atletas deseosos de beneficiarse rápidamente de los progresos de la ciencia[10]. Afirma haber recibido también una solicitud del entrenador de un equipo de fútbol americano y un entrenador de luchadores, ambos listos para someter a sus equipos a experimentación genética. «Aun cuando les explicaba que era peligroso, ciertos atletas están preparados para probar la experiencia», añade Sweeney[11].

Después de 2003 la comisión de genética de la Agencia Mundial antidopaje financió programas de investigación para detectar la presencia de genes recombinados artificialmente en el organismo o virus que sirven como vehículo para transferencias genéticas. Pero, hasta hoy, ningún proyecto ha logrado pasar un examen de sangre u orina. El dopaje genético no puede descubrirse más que por una biopsia de los músculos de los atletas. El día que esas de tecnologías del mejoramiento sean una realidad en el deporte, serán extremadamente difíciles de detectar. Para que los controladores del antidopaje puedan identificar a los «tramposos» será, aún más que hoy, una tarea bien delicada; pero doparse no es necesariamente hacer trampa. Todo depende de la filosofía del deporte y de las reglas que se sostengan en materia de mejoramiento y desempeño deportivo.

La política de la prohibición y represión del dopaje no constituye ciertamente la única estrategia posible. Existen otras posiciones éticas (y políticas) que aquellas que justifican hoy las acciones de la AMA. Debe esperarse la confirmación de la ineficacia y el fracaso probable de la política antidopaje actual para que otras soluciones sean probadas en el terreno. Hoy algunos son partidarios de una ética liberal, que defiende desde ya una legislación sobre el control de tecnologías del mejoramiento en el deporte. Sus argumentos merecen ser tomados en serio, aún más si la legislación de hoy tiene ella misma, consecuencias indeseables.

2. DE LA INEFICACIA Y DE LOS EFECTOS PERVERSOS DE LA POLÍTICA ANTIDOPAJE

La Agencia Mundial antidopaje (AMA) desarrolló una ideología de lucha contra el dopaje similar aquella que sostiene la guerra contra la droga. Desde el punto de vista de una ética consecuencialista, se está muy lejos de ser evidente que esa sea la mejor actitud para asumir. Algunos piensan que la erradicación del dopaje en el deporte es inapropiada y está condenada al fracaso[12]. Defienden un acercamiento pragmático autorizando algunas formas de dopaje bajo supervisión médica. Los miembros de la AMA tienden a presentar la lucha contra el dopaje como la lucha del Bien contra el Mal, no se interrogan por el fundamento y los eventuales efectos perversos de ese combate[13]. Debe proponerse el nacimiento de un debate público sobre los fundamentos éticos y filosóficos de una política antidopaje radical y reflexionar sobre las consecuencias que esas políticas tienen sobre la vida de los deportistas[14]. Hemos identificado algunos argumentos que son ignorados en la discusión sobre el mejoramiento del desempeño deportivo y que pone en tela de juicio la eficacia y pertinencia de la política antidopaje actual.

2.1 LA POLÍTICA ANTIDOPAJE ES INEFICAZ PORQUE LA AMA ES INCAPAZ DE HACER RESPETAR LAS REGLAS QUE PRESCRIBE EN EL CÓDIGO MUNDIAL ANTIDOPAJE



«The war on doping can never be won. In doping, you can only get partial victories».

Fuente: (Juan Antonio Samaranch, New York Times, july 2, 2001).

El problema central de la política antidopaje es que la AMA y las autoridades deportivas son incapaces de hacer respetar las reglas definidas en el Código mundial antidopaje. El refuerzo de la política antidopaje a partir de 1998 no pudo frenar el fenómeno del dopaje[15]. Los escándalos sucedieron de manera continua[16]. En ciertas disciplinas como el atletismo y el ciclismo, un número considerable de atletas sigue tomando productos a pesar de los muchos decenios de lucha antidopaje. Las revelaciones sorprendentes del ciclista austriaco Bernhard Kohl, quien salió positivo por CERA, una EPO de segunda generación, en el Tour de 2008, tras haber pasado un control retroactivo, muestra cuán ingeniosos pueden ser algunos para no dejarse atrapar -transporte de células congeladas de hemoglobina destinadas a autotransfusiones, corrupción de laboratorios de Europa Central acreditados por la AMA con el fin de ejecutar pruebas preventivas ilegales, uso de nuevas substancias indetectables-. Los deportistas que se dopan se adaptan a la política de control.

Los nuevos productos (EPO biosimilares, IgF1, secretagogos...) hacen su aparición en el Tour y circulan ya en el medio deportivo. En los Estados Unidos, el informe Mitchell, recopilación de una encuesta extensa sobre el problema del dopaje en el deporte, muestra que el refuerzo a los controles antidopaje no suprimirá el consumo ilícito, sino que llevará a los atletas a escoger productos diferentes, menos detectables o indetectables[17]. La encuesta de la USADA sobre el equipo US Postal muestra que en el 2000, año en el que se descubre una prueba para detectar la EPO, los competidores remplazan la EPO por transfusiones sanguíneas muy difíciles de poner en evidencia[18].

Victor Conte, protagonista principal del asunto Balco[19] había demandado a un químico, Patrick Arnold, por haberle ofrecido un nuevo esteroide de síntesis indetectable -la THG, conocido como «The Clear» porque permite pasar las pruebas sin resultar positivo. Conte suministraba «The Clear» a atletas y jugadores americanos de baseball. Dicha substancia era desconocida para las autoridades antidopaje antes de que el entrenador Trevor Graham le hiciera llegar a Don Catlin, responsable de un laboratorio especializado en antidopaje, una jeringa que contenía restos del producto. Conte le proponía programas de dopaje a deportistas de alto nivel (Marion Jones, Tim Montgomery, Dwain Chambers…). Indicaba en un calendario el tipo de substancia suministrado, por ejemplo: E para representar la EPO, G para la hormona de crecimiento, I por insulina... El programa suministrado gradualmente le permitía al deportista beneficiarse plenamente de los efectos de los productos evitando las anormalidades fisiológicas. Conte probaba a sus deportistas antes de la competición. Guardaba en un cuaderno los resultados de las pruebas de sangre y orina de sus deportistas que hacía verificar regularmente por un laboratorio privado para evitar alguna mala sorpresa de los controles oficiales.

La ineficacia relativa a los controles suscita serios problemas éticos y de justicia deportiva. Un gran número de atletas dopados logra colarse entre las mallas de la red. Por lo cual, los atletas que no se dopan están en desventaja en relación con aquellos que se dopan clandestinamente. Esto conduce a la situación verdaderamente inmoral donde el ganador es el «mejor tramposo». La situación no corre el riesgo de mejorar con la llegada de medicamentos biosimilares y con la emergencia de la terapia celular y genética. Del lado de los nuevos medicamentos, como los biosimilares de la EPO (oficiales o falsos), los modeladores de la EPO, las hormonas de crecimiento, los secretagogos (que estimulan la glándula pituitaria produciendo hormonas de crecimiento), los factores de crecimiento muscular IgF1 y bFGF, inaccesibles actualmente para el control antidopaje, los modeladores selectivos de receptores androgénicos, los inhibidores de la reabsorción muscular (que neutralizan la miostatina), activadores del consumo de grasas (que enfoca los genes SIRT1 a través de la activación de la proteína PPAR- delta, agonistas de la AMP quinasa).

Algunos de esos medicamentos siendo la mayoría indetectable por el antidopaje ya son utilizados por los deportistas profesionales. Del lado de la terapia celular y genética, la bioproducción de glóbulos rojos a partir de células madre va a desarrollarse, probablemente, en un futuro cercano. La terapia celular se convirtió en una realidad para el deporte de la competición gracias a los métodos de PRP (Plasma rico en plaquetas) basado en plaquetas ricas en factores de crecimiento. Una inyección local de esas plaquetas puede acelerar las reparaciones cartilaginosas, tendinosas, de ligamentos o musculares. Dichos métodos de terapia celular pueden utilizarse en preparaciones deportivas con el objetivo de maximizar el desempeño y no sólo en reparación de lesiones. La terapia génica también abre la pregunta por el uso del dopaje en el deporte de alto nivel. En resumen, las herramientas del antidopaje no permiten detectar eficazmente el dopaje farmacológico, y corren el riesgo de haber sido desfasados ya por la irrupción de métodos de la biotecnología[20].

Dadas esas condiciones, el objetivo de permitir a los atletas competir sobre una base de igualdad no es seguro hoy y lo será aún menos mañana. Entonces no puede constatarse la falla del sistema antidopaje basándose en su control coercitivo. Ese es el sentido del argumento que Victor Conte, ex patrón de Balco, le expone al velocista británico Dwain Chambers cuando se une al equipo de velocistas americanos (Marion Jones, Tim Montgomery...) recibiendo productos de Conte: «They are cheating you, Dwain. You’re a very talented athlete but you are not competing at a levelled playing field. The system allows people to cheat»[21].

2.2 EL DOPAJE ES LA CONSECUENCIA LÓGICA DE LA ESENCIA DEL DEPORTE DE COMPETICIÓN: MAXIMIZAR EL DESEMPEÑO

La prohibición del dopaje introduce una contradicción estructural en el seno del deporte de competición. Se le exige al deportista sobrepasarse a sí mismo queriendo prohibir, sobre bases controversiales, los medios posibles para esa extralimitación. El dopaje no es más que la consecuencia lógica de la búsqueda de la maximización del desempeño. La naturaleza del deporte de competición incita a los atletas a completar su entrenamiento con una preparación biomédica. Puede parecer paradójico prohibirle al atleta una práctica que está en el corazón de la lógica del deporte de la competición: mejorar, a cualquier precio, el desempeño. Se le exige al atleta sobrepasarse, batir records, pero al mismo tiempo, se le prohíbe recurrir al dopaje. Sin recurrir a las tecnologías o a los productos de mejoramiento, existen muy pocas posibilidades de que un atleta rompa, en un futuro cercano, los10’49 de Florence Griffith Joyner en los 100 m. en (1988)[22], o que un ciclista haga un «chrono» superior a los 36 minutos 45 segundos de Marco Pantani en la subida a la montaña Alpe-d’Huez (en 1997).

Ciertos records son imposibles de romper con un cuerpo «natural». Puede considerarse absurda esa búsqueda por el mejoramiento del desempeño y pensar que debe renunciarse al deseo de romper records, pero, es un hecho, que con ello sería el fin del deporte de competición, objetivo utópico y poco deseable.

23 EL DOPAJE NO ES CONTRARIO A «LA ESENCIA DEL ESPÍRITU DEPORTIVO»: HACE PARTE DE LA REALIDAD, DE LA LÓGICA Y DE LA HISTORIA DEL DEPORTE DE LA COMPETICIÓN

En el fundamento del Código mundial antidopaje, se afirma que el dopaje «es contrario a la esencia misma del espíritu deportivo»[23]. Se trata de una contra-verdad. El dopaje hace parte integrante del deporte de competición, de su realidad, de su historia, de su lógica y de su esencia, si estamos tentados de utilizar el lenguaje de la ontología[24]. En ciertas disciplinas el dopaje es endémico. Como por ejemplo el ciclismo. Anfetaminas, corticoides, esteroides, anabólicos, EPO, PCF, dopaje genético... Cada época ha tenido su producto predilecto.

Después de la segunda guerra mundial, las anfetaminas devienen el dopaje base de los ciclistas. Son muy raros los casos de ciclistas que no hayan recurrido a ellas. Los signos corporales por la ingestión de estimulantes pueden tener un papel en la estrategia de curso elegida por los campeones[25]. El doping en la jerga del pelotón, es la «carga». Importado desde los Estados Unidos por los militares americanos, las anfetaminas se convierten, después de la guerra, en el dopaje base de los ciclistas. Disminuyen el dolor y aumentan las ganas de pedalear. «Aquel que no se dope es un pobre tipo consagrado de antemano a la derrota» escribe el lúcido Félix Levitan, co-director del Tour de France, en el número de 1965 del Miroir des sports.

El dardo de la anfetamina hace retroceder el umbral del sufrimiento. El competidor ya no tiene conciencia de sus límites. Se convierte en una máquina de pedalear hasta la victoria, cuando todo va bien. Hasta el colapso, después de que una carga excesiva hace explotar la caldera humana, como Tom Simpson que colapsa brutalmente en 1967 subiendo el Mont Ventoux. En la jerga del pelotón, una «caldera» significa un competidor dopado. Los analistas hicieron pruebas en el cuerpo sin alma de Simpson que mostraron que la ingestión de anfetaminas junto con el calor, la fátiga y el alcohol eran culpables del deceso del deportista. Fue uno de los productos más utilizados entre los años 70 y 80. En su libro Nous étions jeunes et insouciants, Laurent Fignon, doble vencedor del Tour de France admite haber recurrido a corticoides y explica que en la jerga del ciclista la expresión «hacer la profesión» significa consumir productos dopantes[26].

La eritropoyetina (EPO) hace su aparición en el pelotón en 1990. La eritropoyetina estimula la producción de glóbulos rojos. Obtenido artificialmente por ingenio genético, la EPO es prescrita para ciertas insuficiencias renales tratadas por hemodiálisis o para curar anemias graves. En el ciclismo contribuye a mejorar el desempeño. Todo el tiempo la misma evolución, desde el ámbito terapéutico al del mejoramiento. En los años 1999 y 2000, una victoria en el Tour de Francia sin EPO era virtualmente imposible. En su testimonio ante la agencia americana antidopaje USADA, el antiguo fiel compañero de Lance Armstrong explica cómo él y Armstrong se vieron presionados a tomar EPO a partir de 1995, después de haber comprobado que «We got crushed in the Milan San Remo race and coming home from the race Lance Armstrong was very upset. As we drove home Lance said in substance “this is bull shit, people are using stuff and we are getting killed”. He said in substance that he did not want to get crushed any more and something needed to be done. I understood that he meant the team needed to get on EPO»[27].

Entrevistado por Oprah Winfrey en 2013, Lance Armstrong afirma que para ganar el Tour, la ingestión de dopaje era indispensable. Según Armstrong, tomar, consumir productos prohibidos hace parte integral de la profesión del ciclista: «That’s like saying we have to have air in our tyres or we have to have water in our bottles. That was, in my view, part of the job»[28]. El uso de la EPO podía combinarse con el método más viejo de la autotransfusión. Después de una terapia de EPO el competidor podía hacerse extraer la sangre durante el invierno, cuando no tenía controles, y guardarla fresca, lista para utilizar, para las competiciones. Las habitaciones de los competidores parecían laboratorios médicos y farmacéuticos con bolsas de sangre para probar el nivel de hematocritos. El acceso a la hermandad de ciclistas profesionales pasa, casi que obligatoriamente, por el ritual de iniciación del dopaje. Al comienzo, el neófito que tenía tan solo un poco de talento creía que podía practicar el ciclismo sin doparse. Su organismo está fresco, se recupera rápido, ganaba etapas y hasta podía ser un rival para adversarios que decían estar «cargados». Después la frecuencia y el número de trayectos aumentan, y se enfrentan rápidamente al abismo que hay entre él y aquellos que «se curan». El paso al acto se hace poco a poco. Se le proponen primero productos inofensivos, pero administrados por inyección. Esa primera etapa permite sobrepasar un primer suelo psicológico, porque en el espíritu de un joven ciclista la aguja es sinónimo de dopaje. Lo que sigue viene lógicamente.

La actividad es mejorada por un producto de recuperación, se pasa al comprimido de corticoide banal, aconsejado por algún compañero del equipo quien da la seguridad que no es peligroso. Al comienzo el beneficio es evidente; pero luego, la costumbre, ¿cómo no aumentar las dosis y rechazar productos más pesados como las esteroides, anfetaminas, EPO...? Todos los competidores conocen esa espira implacable. Algunos se resisten por un poco más de tiempo que otros, pero todos o, casi todos, terminan por ceder para poder conservar su trabajo como ciclistas profesionales y por amor a la bici. Ciertamente el dopaje no es impuesto oficialmente por el equipo, pero aquel que no se dope puede dudar de la renovación de su contrato. También tiene claro que no tiene chance de figurar entre los candidatos a ganar la victoria final. El dopaje hace parte integral de la cultura del ciclismo[29]. Decir que el dopaje es contrario al espíritu del deporte, es negar la historia y la realidad del deporte. El dopaje está en el corazón del deporte de competición[30].

La naturaleza del deporte profesional lleva a los atletas a rematar su entrenamiento con una preparación biomédica. Uno puede lamentarse por el hecho y vivir en la nostalgia de un deporte puro que jamás ha existido. Sin embargo, difícilmente puede negarse que el recurso al dopaje y a las tecnologías biomédicas encuentre espontáneamente un lugar en la filosofía de la maximización del desempeño en los deportes de alto nivel. Entonces, ¿no es una paradoja querer prohibir un comportamiento que resulta de la filosofía base del deporte de competición? ¿No sería más coherente aceptar que el mejoramiento biomédico hace parte integral de la preparación de los deportistas de alto nivel[31]?

En su investigación sociológica sobre el mundo del ciclismo, Cristophe Brissonneau, Olivier Aubel y Fabien Ohl dan cuenta que la farmacología está integrada en la planificación del entrenamiento: «Sin farmacología las cargas de entrenamientos son imposibles de seguir. El volumen de entrenamiento (en horas), la frecuencia cardíaca (en minutos), la bicicleta utilizada, el tipo de producto que se consume y su posología hacen parte integral del plan de entrenamiento. Esos cuatro parámetros principales reflejan bien la integración farmacológica a la racionalización del gesto y la movilización de todas las tecnologías al servicio del desempeño»[32]. Maximizar el desempeño desarrollando a través del entrenamiento sus talentos naturales y buscando la mejor preparación biomédica disponible. ¡Qué define mejor el espíritu del deporte contemporáneo que los buenos sentimientos y las generalidades ingenuas del espíritu del deporte proclamados en el Código mundial antidopaje!

2.4 LA POLÍTICA ANTIDOPAJE GENERA MÚLTIPLES EFECTOS PERVERSOS

2.4.1 Amenaza a lo que concierne a la vida privada de los atletas.

Los partidarios de la filosofía antidopaje consideran que si se dan medios más importantes y nuevos, el dopaje será eventualmente erradicado. Esta actitud conduce necesariamente a una multiplicación de fuerzas burocráticas, jurídicas y policivas que presionan el deporte profesional; controles inesperados, pasaportes biológicos, crio-preservación de muestras de sangre para controles posteriores, allanamientos a los cuartos de los competidores, y algún día, tal vez, biopsias musculares para encontrar dopaje genético... ¿Acaso es razonable imponer tantas restricciones a los atletas que consagran su vida al deporte?

La lucha antidopaje viola la vida privada de los deportistas. Los controles inesperados pueden llevarse a cabo en cualquier momento, durante, antes o después de una competición y el atleta tiene la obligación de avisarle a los controladores sus desplazamientos. Si un atleta esquiva tres controles inesperados en un período de 18 meses, puede ser suspendido de una competición[33]. Evidenciamos un aumento en la severidad de los procesos de control. La AMA recientemente recomendó que los controles se efectúen en plena noche[34]. ¿En qué otro sector de la sociedad se permitiría someter a los individuos a unas restricciones parecidas? Ante todo debe reflexionarse sobre el fundamento de tratar a los atletas como posibles delincuentes que tienen que informar a organizaciones de control del más pequeño de los desplazamientos.

Se está creando un movimiento de rebelión, los atletas exigen que su vida sea respetada.

El jugador de tenis Rafael Nadal recientemente criticó los procedimientos de control, alegando que se «sentía como un delincuente». Se quejó de haber tenido que dar su localización cada hora, siete días a la semana. En Belgica, 65 deportistas comenzaron un procedimiento jurídico contra la Agencia mundial antidopaje, pues consideran que los controles son demasiado invasivos y violan las leyes europeas que protegen su vida privada.

2.4.2 Criminalización y demonización de deportistas.

La política de la AMA convierte a los deportistas en figuras criminales y diabólicas. En nombre de la política antidopaje y queriendo imponer a los deportistas una pureza artificial, que en ciertas disciplinas, niega la historia real y cultural del deporte, las autoridades deportivas recrean una feroz «cacería de brujas», una cruzada puritana implacable, que puede tener consecuencias terribles en la vida de los atletas afectados. Numerosos deportistas han sido suspendidos, otros han tenido que terminar sus carreras. Anteriormente habíamos mencionado la persecución que sufren los deportistas. Tomemos otra vez el ejemplo de Pantani[35]. El escalador italiano no resistió el tenaz ataque mediático y judicial del que fue víctima después de haber sido descalificado del Giro 1999. Es probable que el acoso haya sido una de las causas de su muerte temprana en 2004[36]. La historia difícilmente recordará que el Giro lo ganó Ivan Gotti. Quedará la prueba de la muerte de Marco Pantani, a quien despedazaron presuntamente acusado de dopaje a 48 horas de ganar el título. Un campeón como Pantani no merecía ser maltratado. Compartimos el punto de vista de Olivier Dazat: «Marco Pantani fue derrotado en la víspera de la llegada al Giro. Treinta años esperando a un Marco Pantani, treinta años después de la victoria de Charly Gaul en el Tour de Francia de 1958. El triste Ivan Gotti quien asume la malla rosa después de su exclusión sabe, como los otros competidores del pelotón, que su compatriota no era un tramposo. A pesar de todos los métodos de preparación moderna, no hay posibilidad de que exista un Marco Pantani en en el pelotón. El es el único capaz de enfrentar una abismo entre él y los otros mientras la ruta empieza a elevarse»[37].

En los Estados Unidos, las autoridades se basan en el perjurio para presionar a los atletas de quien se sospecha están dopados. Un deportista, luego de haber tomado el juramento, hace una declaración falsa ante un agente federal al negar haber consumido productos dopantes, es posible que sea condenado a prisión. En América, la «base del perjurio» (perjury trap) constituye un arma incontrolable para obtener testimonios implicadas en asuntos de dopaje[38]. Es así como lograron condenar a Victor Conte, principal protagonista del asunto Balco, con él cayeron los atletas que estaban trabajando con él, entre ellos, Marion Jones. El 5 de octubre de 2007, citada ante el tribunal de Nueva York, reconoce haber recurrido a la THG (esteroides sintéticas fabricadas por los laboratorios Balco) entre septiembre de 2000 y julio de 2001. Después de su declaración la Federación internacional de atletismo (IAAF) anuló todos los resultados posteriores a septiembre de 2000, mientras la CIO la destituyó de las 5 medallas obtenidas en los Juegos Olímpicos de Sydney.

Finalmente, Marion Jones condenada a seis meses de prisión por mentirles a los investigadores federales. «No consideration was taken for the fact that she has been shamed, that she has lost her medals, that she has been brought to financial ruin. She has paid a terrible human price already»[39], comenta Georges Hulse, un primo de Jones, después del anuncio público de la sentencia a comienzos del 2008. En Enero de 2010, una períodista de la BBC le hace a Marion Jones la siguiente pregunta: «Was it right that you went to jail?» Después de un largo silencio Jones responde: «I don’t think it was right. My reputation, fame and fortune were lost. Learning that lesson would have benefitted society more than putting me away for six months»[40].

2.4.3 Riesgos en la salud causados por el dopaje clandestino y el paternalismo

Los partidarios del antidopaje afirman con razón que el dopaje puede ser peligroso para la salud. Han ocurrido, efectivamente, muertes por causa del dopaje. Pero en la mayoría de los casos, los accidentes pasan el contexto donde el producto les fue prescrito clandestinamente, casi siempre por terapeutas sin formación médica. La política de erradicación del dopaje tiene como resultado que los deportistas consuman dopantes en la ilegalidad para no ser atrapados por las autoridades del antidopaje. Sólo los atletas con mayores recursos económicos pueden pagar un médico privado para su preparación biomédica. Algunos piensan hoy que la legalización del dopaje puede disminuir los riesgos que produce que los atletas tomen productos de dopaje en la clandestinidad. La legalización tendría el efecto paradójico de disminuir los riesgos que corren los atletas al recurrir al dopaje clandestino. La legalización será el fin de un paternalismo enfermo que protege al atleta mientras no sucumba ante la tentación de tomar ciertos riesgos.

¿Qué justifica ese paternalismo y proteccionismo en consideración al deportista? ¿Acaso no ha escogido ese estilo de vida? ¿No es un adulto informado? ¿Acaso no es libre de decidir tomar ciertos riesgos o no calculando entre lo que tiene y lo que puede tener? Y si los riesgos son mayores, ¿acaso los beneficios posibles no valen la pena? Constantemente en su vida cotidiana, profesional y privada existe la posibilidad de hacer la pregunta sobre los grados de libertad y conciencia que les permite a los individuos escoger cómo actuar en situaciones muy distintas. Por ello, no se debe intervenir pretendiendo hacer el bien a pesar de ellos, al perjudicarlos por impedir el acceso a la información necesaria para que ellos decidan. Después de todo, ¿acaso no es el deporte de alto nivel un riesgo en sí mismo, en particular ciertas disciplinas? El número de ciclistas muertos en competencia o durante el entrenamiento es impresionante[41]. Los campeones Gino Bartali y Fausto Coppi han perdido ambos un hermano: Serse Coppi bloquea la ruta después de la meta final de una de las rutas del Tour de Piémont 1951 quien muere poco después de la caída. En cuanto al hermano de «Gino il pio», muere en un accidente en bicicleta en 1936. Debe entonces, en nombre de la salud de los atletas, ¿prohibir la práctica deportiva con el pretexto de que es peligrosa?

2.4.4 La continua reescritura de la lista de vencedores.

¿Quién ganó la gran final de los 100 m. de los Juegos Olímpicos de Sydney? ¿Marion Jones? Fue la primera en cruzar las línea de llegada, pero en 2007, fue descalificada por dopaje[42]. Entonces no puede ser la respuesta correcta. ¿Ekaterini Thanou? La velocista griega terminó en segundo lugar esa misma prueba. Ella es quien aparece en la lista de vencedores oficial, pero CIO no quiso darle la medalla de oro por estar implicada en otros asuntos de dopaje. Thanou ganó oficialmente los 100 m. de los Juegos de Sydney, pero debe conformarse con la medalla de plata[43].

«¿Quién ganó la final de los 100 m. de los juegos Olímpicos de Sydney?». Es una pregunta sin respuesta. La final de 100 m. femenina de los Juegos Olímpicos de Sydney es una prueba sin vencedor. Un escenario análogo se produjo en el Tour de France de 2006. El ciclista americano Floyd Landis gana el Tour en Julio, antes de ser encontrado positivo a la testosterona en el mes de Agosto. Un largo proceso jurídico condujo a la descalificación de Landis y se le entregó a Oscar Pereiro, el segundo en haber llegado, la célebre túnica amarilla. Fruto de la lentitud de los enredos judiciales, hubo que esperar casi un año para conocer al vencedor oficial del Tour 2006. «¡Finalmente! Se demoró, se demoró mucho, tarde, pero es un verdadero vencedor», dice Christian Prudhomme, el director del Tour. ¿Un verdadero vencedor? Son raros los amateurs del ciclismo y del Tour que están listos para considerar a Pereiro como un verdadero vencedor del Tour 2006. Como la final de los 100 m. femeninos de los Juegos de Syndey, el Tour de 2006 es un Tour sin vencedor real.

La posibilidad de condenar retroactivamente a los atletas refuerza el proceso permanente de la reescritura de los vencedores deportivos. La conservación de las muestras tomadas durante ocho años, como lo autoriza el Código mundial antidopaje, y los controles retroactivos permanentes para detectar a posteriori los productos dopantes indeseables al momento de utilizarse, cumplen el papel de la espada de Damocles. De aquí que haya que ser pacientes para conocer el verdadero vencedor de una prueba. ¿Piensan que Armstrong es el vencedor séptuple del Tour de France (de 1999 a 2005)? Están errados. La red antidopaje cayó sobre Armstrong[44]. Su caída crea un gran vacío en la lista de vencedores del Tour. De 1999 a 2005 son Tours sin vencedores. La victoria no ha sido retribuida. Lo cual origina grandes problemas de justicia deportiva. Según las autoridades deportivas, ningún competidor merece ganar la túnica amarilla de 1999 a 2005. La inmensa mayoría de atletas estaban dopados. Nadie fue capaz de respetar las reglas del Código mundial antidopaje.

Se trata de un terrible fracaso de la política antidopaje, una falla del sistema sensato permite que los atletas compitan sobre la base de la igualdad sin recurrir al dopaje. La equidad no está asegurada por el sistema. Bjarn Riis, por ejemplo, otro vencedor del Tour, tuvo más posibilidades que Lance Armstrong, Floyd Landis o Alberto Contador. Pudo conservar la victoria, su túnica amarilla, a pesar de confesar, luego de su victoria en 1996, haberse dopado[45]. Las autoridades deportivas son muestra de incoherencia con respecto a los competidores convencidos de dopaje. Esa incoherencia es incompatible con la equidad deportiva. Con el refuerzo a la lucha antidopaje, se presencia un curioso proceso de reescritura de la historia. Al examinar la lista de túnicas amarillas del Tour o los vencedores de los 100 m. olímpicos a la luz del verdadero «Espíritu del deporte», los listados oficiales corren el riesgo de transformarse en páginas en blanco. ¿Vale la pena borrar muros enteros de la historia del deporte en nombre de una ética convencional fundada sobre la pureza del «Espíritu del deporte»? Si el proceso de evaluación permanente de la virtud de los vencedores persiste, se termina constatando que nadie jamás ha ganado un Tour de France o una final de 100 m. respetando el verdadero «Espíritu del deporte».

3. LA CONCEPCIÓN DE LA AMA NACE DE UNA FILOSOFÍA NATURALISTA Y BIOCONSERVADORA

El deporte de la competición no nace de una filosofía igualitaria. La igualdad está lejos de ser el valor central del deporte profesional. El deporte de competición es profundamente desigualitario. Esquemáticamente, el atleta que gana es ese que tiene el mejor potencial genético y que dispone de condiciones de entrenamiento y regulación médica más favorables. La expresión «Competir sobre la base de la igualdad» (to compete on a level playing field) es engañosa. Luego de que la Agencia mundial antidopaje prohibiera recurrir a las tecnologías o productos dopantes para «garantizar a los deportistas del mundo entero la equidad e igualdad entre ellos»[46], defiende implícitamente una filosofía naturalista que considera el deporte como árbitro imparcial de desigualdades naturales.

Desde esa óptica, ser justo, es respetar esas desigualdades. La AMA defiende entonces un deporte que le da prioridad a las desigualdades naturales. Esa filosofía recompensa al atleta que es genética y fisiológicamente más dotado, el animal humano más fuerte, el más resistente o el más rápido. Defendiendo el respeto por el «don natural», concepción emparentada a la corriente bioconservadora del debate sobre la medicina del mejoramiento (enhancement medecine).

La filosofía naturalista de la AMA puede convertirse, por los padres del antidopaje, en una verdadera religión naturalista. En esa concepción religiosa, el dopaje es un verdadero pecado. Y los atletas que se dopan deben confesarse para poder ser perdonados. John Fahey, presidente de la AMA, afirma que ver a los compañeros de equipo de Armstrong como Tyler Hamilton confesar su dopaje «restituyo su fe en la naturaleza humana»[47]. Travis Tygart, Jefe ejecutivo de la USADA, considera que «debe alentarse a los competidores a confesar detalladamente sus prácticas de dopaje». Al terminar la confesión, los competidores arrepentidos podrán ser perdonados y recibirán amnistía gracias a la Comisión de Verdad y Reconciliación[48]. Según dicha religión naturalista del deporte, el antidopaje deviene una verdadera cruzada puritana. Tal vez es más inteligente hacerse preguntas sobre el fundamento de una política antidopaje que lleva a que los atletas se dopen, antes de invitarlos a confesar, y que promete una renovación del deporte sin parar jamás el fenómeno del dopaje.

4. HACER EVOLUCIONAR LA REGLAMENTACIÓN ANTIDOPAJE

No es fácil decir cuál es la mejor política para adoptar en cuestiones en materia de dopaje. El problema no ofrece soluciones sencillas, pero el acercamiento pragmático autorizando el uso de ciertas formas de biomejoramiento bajo control médico parece ser la mejor opción en coherencia con la filosofía global del deporte de competición: maximizar el desempeño. Pensamos que, por alguna razón, la filosofía del antidopaje irá perdiendo terreno en los años que vienen. Tendrá el mismo destino que la ideología del amateurismo tuvo al combatir el profesionalismo, que perseguía a los deportistas que aceptan ser remunerados, antes de perder progresivamente fundamento en los años 70, por su inadecuación con la nueva realidad del deporte que se abría ventaja en el liberalismo y el capitalismo.

No es posible una sola actitud en cuestiones de dopaje. Existe un pluralismo en teorías morales. La ética no es la privilegiada de los partidarios de la tesis prohibicionista, como lo piensan algunos caballeros blancos de la lucha antidopaje, la urgencia de Dick Pound, antiguo presidente de la AMA o nuestro compatriota Jacques Rogge, presidente de CIO, quienes piensan ambos que no existe sino una sola Ética, escrita en letras de oro sobre el Monte Olimpo prohibiendo el uso de pociones mágicas.

Hay distintas tesis presentes; sería ilusorio creer que los pensadores prohibicionistas tienen el monopolio de la ética. Los filósofos, los sociólogos y los deportistas defienden hoy argumentos interesantes que permiten reflexionar en el fundamento de la política prohibicionista en el ámbito del deporte. ¿Por qué razones una sociedad que impulsa el mejoramiento del desempeño en todos los ámbitos prohíbe técnicas que permiten mejorar aún más los resultados de los atletas? Por lo pronto debe reconocerse que la legalización del dopaje está lejos de constituirse como una solución plenamente satisfactoria. Se ha estigmatizado la ineficacia y los efectos perversos de la lucha antidopaje porque es hoy en día la política de las autoridades deportivas. Pero la honestidad intelectual nos hace añadir que la liberación del dopaje presenta, ella también, efectos indeseables. El principal defecto de esa posición puede postularse de la siguiente manera: al liberalizar el dopaje se obliga a los atletas que no quieren doparse a convertirse al dopaje o renunciar de la competencia[49].

Esto elimina de facto la posibilidad de practicar un deporte de competición sin recurrir al dopaje. La cuestión del dopaje es un problema que no ofrece ninguna solución plenamente satisfactoria. La política y la ética que la acompaña, que uno quisiera que se adoptase en cuestiones de dopaje dependen de escoger el tipo de efecto perverso que quiera evitarse. ¿Pero acaso esa decisión no es en sí una ilusión? Más allá del debate «en pro o contra el dopaje», tenemos la impresión de que es imposible prevenir la llegada de ciertas formas de mejoramiento biotecnológico en el deporte.

Es también la opinión de Ted Friedmann, un especialista américano en aplicaciones de la terapia génica en medicina deportiva: «¿Por qué pensamos nosotros que los acercamientos genéticos en el mejoramiento del desempeño son inevitables? En principio a los atletas les encanta tomar riesgos. Son personas jóvenes con buena salud que se creen invulnerables. Sabemos que están listos para aceptar cualquier tipo de riesgo. Los censos muestran que la mayoría de ellos aceptaría perder veinte años de su vida si se les asegura una medalla de oro en las próximas Olimpiadas. Tomarán ese riesgo con tal de ganar la medalla. Existen profesiones financieras y patrióticas para estimular a los a atletas a realizar marcas y ganar. Sabemos que los atletas ya recurren al dopaje farmacológico. Sabemos que están informados de tecnologías de transferencia de ADN y de terapias génicas. Esa tecnología aún es imperfecta, pero progresa rápidamente. Y sabemos que numerosos experimentos en terapia génica utilizan genes que son de gran interés para el deportista: genes de eritropoyetina, de la hormona de crecimiento… Existen enormes presiones en el seno del mundo deportivo que hace que esa dirección sea verosímil e inevitable »[50].

H. Lee Sweeney comparte el punto de vista de Friedmann. Para Sweeney, si una substancia como la IGF-1 puede utilizarse sin peligro para la población ordinaria para evitar la degradación de la función muscular ligada al envejecimiento, es muy difícil evitar que los atletas se lo procuren[51]. ¿En nombre de qué prohibirles el consumo de una substancia que, más allá de sus poderes dopantes, desacelera los síntomas del envejecimiento en la función muscular? Si se siguen los razonamientos de Friedmann y Sweeney, existe un destino tecnológico inherente al deporte de alto nivel. Aunque se quiera o no, el escenario más factible de la evolución del deporte de competición comprende una utilización creciente del genio biotecnológico para mejorar el desempeño.

No hacer evolucionar la reglamentación antidopaje y quedarse en el control coercitivo puede desembocar en un enredo. La política antidopaje actual no permite asegurar la equidad deportiva. Su ineficacia relativa conduce a un dopaje clandestino masivo. Legalizar la práctica dopante bajo el control médico es una opción que debe examinarse. Lo peor sería que no hubiese debate y que se empeñaron en mantener una política incapaz de realizar sus objetivos en términos de la salud y la equidad deportiva, y de las que hemos denunciado sus efectos perversos (restricciones cada vez peores sobre la vida privada de los atletas, criminalización de atletas dopados, reescritura de las listas de vencedores deportivos…). La decisión social que se aproxima sobre el dopaje debe tener en cuenta la ineficacia de la política actual y de la realidad del desarrollo de las tecno-ciencias biomédicas en el ámbito del deporte. Nacen de una posición ética que tiende a maximizar la equidad deportiva y a minimizar los intereses de la competición deportiva.

Notas

* Esta ponencia fue presentada en el XXI Seminario Internacional de Bioética «Transhumanismo y Posthumanismo», realizado por el Departamento de Bioética de la Universidad El Bosque, Bogotá, Colombia, el 21 y el 22 de agosto de 2015. Documento entregado el 28 de agosto de 2015 y aprobado el 9 de diciembre de 2015.
[1] Puede leerse en la página 11 del Código mundial antidopaje: «El Código mundial antidopaje y el Programa antidopaje que lo apoye tiene el objetivo de proteger el derecho fundamental de los deportistas para participar en actividades deportivas exentas de dopaje, promover la salud y garantizar a los deportistas de mundo entero la equidad y la igualdad en el deporte» (Código mundial antidopaje, http://www.wada-ama.org).
[2] Ver las declaraciones de la USADA en USADA Regarding the U.S. Postal Service Pro Cycling Team Doping Conspiracy: http://cyclinginvestigation.usada.org/
[3] Ver el texto de la Convención contra el dopaje del Consejo de Europa http://www.conventions.coe.int/Treaty/Commun/QueVoulezVous.asp?NT=135&CM=8&DF=04/04/2013&CL=FRE) y la Convención internacional contra el dopaje en el deporte de la Unesco. (http://portal.unesco.org/fr/ev.php-URL_ID=31037&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html).
[4] B. Maher, Poll results: look who’s doping, Nature, vol. 452, 2008, p. 674-675.
[5] C. Elliott, Better than well: American medicine meets the American dream, New York, W.W. Norton, 2003.
[6] Ver la obra de Isabel Queval: S’accomplir ou se dépasser. Essai sur le sport contemporain, Paris, Gallimard, 2004).
[7] El tercer capítulo llamado «Superior performance» –del estudio Beyond Therapy del President’s Council of Bioethics, estudia este problema con profundidad. Ver The President’s Council on Bioethics, Beyond Therapy: Biotechnology and The Pursuit of Happiness, New York, Dana Press, 2003 (http://www.bioethics.gov). Ver también la transcripción del audio de H. Lee Sweeney par le comité américain de bioéthique: Transcript, Session 7: Enhancement 5: H. Lee Sweeney, Genetic Enhancement of Muscle, Friday, September 13, 2002 (http://bioethics.georgetown.edu/pcbe/transcripts).
[8] Ver: T. Friedmann, O. Rabin, M.S. Frankel, Gene doping and sport, Science, 327, 2010, p. 647-648; Robin McKie, The drugs do work, The Observer Sport Monthly, 4, février 2007).
[9] Alexandra C. McPherron, Ann M. Lawler, Se-Jin Lee, Regulation of skeletal muscle mass in mice by a new TGF-ß superfamily member, Nature, 1997, 387, p. 83-90.
[10] Robin McKie recoge el testimonio de Lee Sweeney sobre la solicitud de deportistas. Una de las primeras personas en contactar a Sweeney fue un velocista preguntándole por la posibilidad de volverse mejor a través de los descubrimientos de su interlocutor (Robin McKie, The drugs do work, The Observer Sport Monthly, 4, février 2007).
[11] M.Wenner, How to be popular during the Olympics: Be H. Lee Sweeney, Gene doping expert, Scientific American, 15, août 2008 (http://www.Scientificamerican.com).
[12] Ver los artículos de Bengt Kayser et Alexandre Mauron dans ce volume et B. Kayser, A. Mauron, A. Miah, Current anti-doping policy: a critical appraisal, BMC Medical Ethics, 2007, 8, 2 ; J. Savulescu, B. Foddy, Ethics of performance enhancement in sport: Drugs and gene doping’, in R E. Ashcroft, A. Dawson, H. Draper & J.R. McMillan, (éd.), Principles of Health Care Ethics, 2e éd., Londres, John Wiley & Sons, 2007, p. 511-520 ; J. Savulescu, B. Foddy, Le Tour and failure of zero tolerance: Time to relax doping controls’, in R. Ter Meulen, G. Kahane, J. Savulescu (éd.), Enhancing Human Capacities, Oxford, Wiley Blackwell, 2009; Andy Miah, Gene Doping: A Reality, but not a Threat, 2 mai 2005, http://www.andymiah.net.)
[13] Ver: Verner Moller, The Ethics of Doping and Anti-Doping, Londres, Routledge, 2010 ; Paul Dimeo, A History of Drug Use in Sport (1876-1976), Londres, Routledge, 2007
[14] Estamos de acuerdo con el punto de vista de Kayser, Mauron et Miah quienes afirman: «The ethical foundations of sport are also a matter of public debate and, like for other ethical policies in society, there should be mechanisms ensuring accountability of policy to the broader public». (Current anti-doping policy: a critical appraisal, BMC Medical Ethics, 2007, 8, 2).
[15] Ver más sobre el fracaso de la política antidopaje en J. Hoberman, How drug testing fails: The politics of doping control, in W. Wilson, E. Derse, Doping in Elite Sport, Champaign (Il.), Human Kinetics Publishers, 2001, p. 241-274).
[16] Ver los casos en el ciclismo de Landis, Ricco, Vinokourov, Rasmussen, Contador, Armstrong…).
[17] (Report to the Commissioner of baseball of an independent investigation into the illegal use of steroids and other performance enhancing substances by players in major league baseball, George J.Mitchell, DLA PIPER US LLP, 13, décembre 2007 (http://files.mlb.com/mitchrpt.pdf).
[18] Ver anexos «Statement from USADA Regarding the U.S. Postal Service Pro Cycling Team Doping Conspiracy»: http://cyclinginvestigation.usada.org/
[19] Director de Balco, un laboratorio especializado en suplementos alimenticios para deportistas, Victor Conte había iniciado en la clandestinidad un programa de mejoramiento del desempeño de varios deportistas americanos, por el velocista Tim Montgomery con el fin de que rompiera el record de los 100 metros. También estuvieron implicados jugadores de beisbol. Ver más sobre esto en M. Fainaru-Wada & L. Williams, Game of Shadows, New York, Gotham Books, 2006.),
[20] Ver. Gérard Dine, Le dopage sportif et son avenir, in Hottois, G., Missa, J-N., Perbal, L., L’homme et ses préfixes. Une brève encyclopédie du transhumanisme et du posthumanisme, Vrin, 2013, sous presse.)
[21] Victor Conte, citado en Dwain Chambers, Race against me, Libros, London, 2009, p. 61.
[22] El 16 de Julio de 1988, en las selecciones norteamericanas para los juegos de Seul, en Indianapolis.
[23] Así dice el Código: los programas antidopaje deben preservar el valor intrínseco al deporte. Dicho valor intrínseco es calificado de espíritu deportivo, él es la esencia misma del olimpismo, exhorta a jugar juegos francos. El espíritu deportivo valoriza el pensamiento, el cuerpo y el espíritu y se distingue por los siguientes valores: La ética, el justo juego, la honestidad, la salud, la excelencia, el desvanecimiento de la personalidad, la educación, la diversión y la felicidad, el trabajo en equipo, la devoción y el compromiso, el respeto por las reglas y las leyes, el respeto a sí mismo y a los otros, el coraje, el espíritu de grupo y la solidaridad.) El dopaje es contrario a la esencia misma del espíritu deportivo» (Code mondial antidopage, http://www.wada-ama.org).
[24] Por una historia del dopaje, ver: Paul Dimeo, A History of Drug Use in Sport(1876-1976), Londres, Routledge, 2007.
[25] Las aneftaminas «la bomba» en la jerga del ciclista italiano le daban aumentos de energía las podía evitar y dormirlas para recuperarse en la noche. En su obra Fallen Angel. The Passion of Fausto Coppi, el historiador del ciclismo William Fotheringham cuenta que antes de una etapa de montaña del Giro, le pedía a uno de sus compañeros, el gregario Ettore Milano, que revisara los ojos de uno de sus rivales más pesados, el campeón suizo Hugo Koblet. «To my immense pleasure, cuenta Milano, I noticed that Koblet had eyes that would scare you. At once I went to Fausto and said to him «Look Koblet has “drunk” –his eyes are in the back of his head». «Mine are too», said Fausto. Por ese fuerte indicio, Coppi ataca a su rival en el ascenso a Stelvio y gana el Giro 1953 (W. Fotheringham, Fallen Angel. The Passion of Fausto Coppi, Londres, Yellow Jersey Press, 2009; R. Moore, Stelvio, Rouleur, Issue Seven, 2007, p. 40).
[26] Laurent Fignon, Nous étions jeunes et insouciants, Paris, Grasset, 2009, p. 89.
[27] Ver George Hincapie. Disponible en «Appendices and supporting materials» du Statement from USADA Regarding the U.S. Postal Service Pro Cycling Team Doping Conspiracy: http://cyclinginvestigation.usada.org/.
[28] Ver la entrevista transcrita de Lance Armstrong por Oprah Winfrey: http://armchairspectator.wordpress.com/2013/01/23/full-transcript-lance-armstrong-on-oprah/.
[29] Para convencerse basta con leer algunas biografías o testimonios de algunos ciclistas o profesionales del mundo de la bici. Ver: Erwann Menthéour, Secret défonce, Paris, Jean-Claude Lattès, 1999; Roger Bastide, Doping. Les surhommes du vélo, Paris, Solar, 1970; Paul Kimmage, Rough Ride, Londres, Yellow Jersey Press, 2001; Philippe Gaumont, Prisonnier du dopage, Paris, Grasset, 2005.
[30] En una encuesta sociológica que se apoyaba en fórmulas para el ciclismo, Christophe Brissonneau, Olivier Aubel y Fabien Ohl muestran que el dopaje hace parte integral de la cultura del ciclismo. Para numerosos ciclistas, el dopaje, no es considerado trampa (L’épreuve du dopage, Paris, PUF, 2008).
[31] Dicho argumento es defendido por Kayser, Mauron, y Miah: «Elite athletes are also constituted by scientific knowledge and this is a valued aspect of contemporary sport. As such, translating doping enhancements into earned advantages – having the best scientists on one’s team – would more closely align to the values of competition than leaving it all to chance, unequal access to illicit practices, and the cleverness of undetected cheating». (Current anti-doping policy: a critical appraisal, BMC Medical Ethics, 2007, 8:2).
[32] Ch. Brissonneau, O. Aubel, F. Ohl, L’épreuve du dopage, Paris, PUF, 2008, p. 219.
[33] En el Código mundial antidopaje, http://www.wada-ama.org, la regla dice así: «La combinación de tres faltas a los controles y/o la falta a la obligación de transmitir la información sobre su localización durante un período de 18 meses, como los establecen las organizaciones antidopaje, debe suspenderse al deportista, pues constituye una violación a las reglas antidopaje». (Code mondial antidopage, http://www.wada-ama.org).
[34] «WADA recommended «that a more varied, targeted and aggressive approach to catching cheating riders be a priority for the UCI. This should include, but not be limited to, increasing the number of anti-doping tests, testing in less acceptable hours with a greater chance of detecting substances and/or methods with short detection windows». (Independent Observers Report on the Antidoping Testing Carried by the UCI at 2010 Tour de France, cité in S. Farrand, Italian riders question need for night time anti-doping tests, 30, octobre 2010- http://cyclingnews.com).
[35] Ver sobre Pantani las siguientes obras: M. Rendell, The Death of Marco Pantani, Londres, Weidenfeld & Nicholson, 2006; P. Brunel, Vie et mort de Marco Pantani, Paris, Grasset, 2007; Cito, Cosimo, Il fantasma del Galibier, Limina, Arezzo, 2010; ainsi que le coffret de sept DVD consacré à la vie de Pantani: P. Bergonzi, E. Vicennati, Tutto Pantani. Una vita in salita, La Gazzetta dello Sport & Rai Trade, 2008.
[36] Un artículo de Libération publicado poco después de Pantani expresa bien el sentimiento de indignación de quienes apoyan al campeón italiano: «El grueso casco azul de protección apretando la cabeza, las mallas de amarillo fluorecente cubriendo la licra negra, el octogenario Dante deambula a la iglesia de San Giacomo lÁpostolo de Cesenatico. “Lo han dejado mori”, se indigna. Condena. Después de la tristeza, el estupor y el recogimiento de las primeras horas, los admiradores del trepador y conciudadanos lanzan la condena. Desordenadamente en contra de la federación ciclista los medios de comunicación y los procuradores, abren investigaciones en busca del pirata de la droga. “Lo persiguieron” reclama Dante. ¿El dopaje? Pero todos se dopan. El peloton no se moviliza con pan y agua. Marco fue el único en pagar el precio». (E. Jozsef, Entre tristesse et colère, la ville de Cesenatico enterre aujourd’hui Marco Pantani, Libération, 18 février 2004).
[37] O. Dazat, L’honneur des champions, Paris, Hoëbeke, 2000, p. 10.
[38] Ver M. Fainaru-Wada, L. Williams, Game of Shadows, New York, Gotham Books, 2006, p. 191.
[39] L. Zinser, Judge Sentences Jones to 6 Months in Prison, New York Times, 12, janvier 2008.
[40] Inside Sport. The Marion Jones Story, BBC, 4 décembre 2010.
[41] Como prueba, en Wikipedia, la lista de corredores muertos durante carrera (List of professional cyclists who died during a race, http://en.wikipedia.org).
[42] El 5 de octubre de 2007, Marion Jones confesó haber consumido drogas para mejorar el rendimiento utilizados antes de los Juegos de Sydney. El 9 de octubre, devolvió sus medallas al Comité Olímpico de Estados Unidos y el 12 de diciembre el COI le retiró formalmente sus medallas. Sin embargo, el COI no reasignaría las medallas. El COI anunció que los rankings actualizados resultantes de descalificaciones para Marion Jones no sería automática, porque el escándalo Balco podría involucrar a otros atletas. En diciembre de 2007, Jacques Rogge, presidente del COI, anunció que las medallas se redistribuirían si el COI se mostraba satisfecho de que las investigaciones no revelaran nuevos casos.
[43] En 2004, Ekaterini Thanou fue una de las favoritas en los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Atenas. Antes de los Juegos, Thanou y su compatriota velocista Kenteris, no se presentan al control de dopaje, alegando que eran víctimas de un accidente en motocicleta. En el pasado ya habían perdido dos controles sobre el terreno. Thanou y Kenteris renunciaron a los Juegos. En agosto de 2008, el Comité Ejecutivo de la organización olímpica le prohibió a Thanou participar en los Juegos de Beijing «por conducta indecente y por haber dañado el movimiento olímpico». En mayo de 2010, Thanou anunció que ponía fin a su carrera.
[44] Ver: Statement from USADA Regarding the U.S. Postal Service Pro Cycling Team Doping Conspiracy (http://cyclinginvestigation.usada.org/).
[45] El 25 de Mayo de 2007, Bjarn Riis reconoce haberse dopado con EPO durante su carrera deportiva y notoriamente durante el Tour de France de 1996 que ganó. El 7 de Junio de 2007, su nombre es tachado de la lista de vencedores del Tour de France, ninguno vencedor ha sido nombrado para ese año. Es reintegrado en los listados por los organizadores del Tour en Julio de 2008 con una mención por su confesión.
[46] Código mundial antidopaje, http://www.wada-ama.org, p. 11.
[47] «Fahey said “seeing cyclists like Tyler Hamilton and White confess their doping past was extremely welcome and restored his faith in human nature to see that is a sentiment that is still in sport. They’ve at least said they’re sorry and that’s a step ahead of some others, who continue to deny reality” said John Fahey» (WADA to consider global amnesty for drug cheats, http://www.news.com.au/sport/more-sport/wada-to-consider-global-amnesty-for-drug-cheats/story-fndukor0-1226498924207).
[48] «Tygart said “cycling should adopt a truth and reconciliation commission”. Tygart, and others, believe “riders should be given a chance to voluntarily confess and detail doping”». (US Anti-Doping Agency chief Travis T Tygart insists truth and reconciliation commission will help heal cycling, The Telegraph, 22 october 2012. http://www.telegraph.co.uk/sport/othersports/cycling/9626900/US-AntiDoping-Agency-chief-Travis-T-Tygart-insists-truth-and-reconciliation-commission-will-help-heal-cycling.html)
[49] Como dice Thomas Murray: «Is it not unfair to put the athletes who want to compete without drugs at a competitive disadvantage by permitting everything to tilt the playing field in favor of the drug users?». Voir T.H. Murray, Sports Enhancement, http://www.thehastingscenter.org; T.H.Murray, K.J. Maschke, A.A.Wasunna, Performance Enhancing Technologies in Sports, Baltimore, The Johns Hopkins Univ. Press, 2009.
[50] T. Friedmann. «Potential for genetic enhancement in Sports» (transcript), 11 juillet 2002, The President’s Council on Bioethics, http://www.bioethics.gov.
[51] «But, you know, if you take it away from the athletic context, which sort of muddies the whole thing, then I think of it as a preventative measure. I think if the level of safety was absolutely demonstrable that there was zero risk, then I think every person would want to be treated in this way when they’re young enough so that, you know, you would never lose muscle function as you got old, I mean, assuming that you could show that there was no down side to it.

At least from my limited viewpoint, I would see it that way, and this is what I had said and actually the popular press article that I gave you. I think if we come to a point where there’s no safety issue at all and no specter of germ line transmission or anything else and all you get out of it is you stay strong as you get old so that you can get around and have a better quality of life, it would be hard for me to believe that that wouldn’t then gain acceptance. And when that gains acceptance in the population in general, then, you know, the athletic government agencies are just going to have to deal with it because whatever enhancement it provides to those athletes the public is not going to care about» (H. Lee Sweeney, Genetic Enhancement of Muscle, Friday, September 13, 2002 — http://bioethics.georgetown.edu/pcbe/transcripts).

Notas de autor

** Médico. Doctor en filosofía. Director de investigación en el F.N.R.S. -Fonds de la Recherche Scientifique-. Profesor en la Universidad Libre de Bruselas. Miembro de la Academia Real de Bélgica.

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