ISSN: 0124-4620 (papel) & 2463-1159
(electrónico)
Fecha de aceptación: 15/08/2018
Fecha de aprobación: 21/10/2018
https://doi.org/10.18270/rcfc.v18i37.2573
Análisis de las contribuciones y de los sentidos de
la epistemología histórica[1]
Analysis
of the contributions and the senses of historical epistemology
Juan-Carlos Moreno
Universidad Militar Nueva Granada
Bogotá, Colombia
Resumen
En este texto se analiza la relevancia teórica de la reciente perspectiva designada como “epistemología histórica”, en relación con la perspectiva similar de la historia de la epistemología. En contraste con el punto de vista planteado por Sturm, se revisan y discuten los cuestionamientos a los aportes epistemológicos de los análisis de las prácticas investigativas, realizados por los estudios de la epistemología histórica. Como punto de partida para el análisis de estos aspectos, se especifican el origen y el significado de la epistemología histórica, y se definen los principales sentidos en los que se ha desarrollado esta perspectiva, sus aportes, sus principales limitaciones y sus críticas.
Palabras clave: historia de la ciencia; epistemología; historia de la epistemología; filosofía de la ciencia
Abstract
This paper
analyzes the theoretical relevance of the recent perspective designated as
"historical epistemology", in relation with the similar perspective
the history of epistemology. In contrast to the point of view of Sturm, the
questions to the epistemological contributions of a research practices analyzes,
carried out by the studies of the historical epistemology, are reviewed and
discussed. As a basis for the analysis of these topics, the origin and meaning
of historical epistemology are specified, and the main senses in which this
perspective has been developed, its contributions, its main limitations and its
criticisms are defined.
Keywords: history of science; epistemology; history of epistemology ;
philosophy of science
El concepto de “epistemología histórica” (eh) se ha estado empleando, en las últimas
dos décadas, en algunos ambiciosos proyectos de investigación
histórico-conceptual de la ciencia, adelantados por algunas importantes
instituciones académicas para dar cuenta de un nuevo campo o perspectiva
epistemológica.[2]
El uso cada vez más frecuente de este concepto puede leerse como un indicador de la difusión y extensión de esta perspectiva y de la gran relevancia teórica que promete ofrecer. Sin embargo, la evaluación de su sentido filosófico y de sus alcances teóricos ha suscitado algunas importantes discusiones entre filósofos de la ciencia, historiadores y epistemólogos.
Los principales estudios que emplean hoy el concepto se concentran en el análisis de las prácticas investigativas en la ciencia. En consecuencia, la evaluación sobre el valor epistémico de este tipo de estudios está relacionada fundamentalmente con la forma como se pueden plantear cuestiones epistemológicas a partir del análisis de las prácticas investigativas. O específicamente, con el siguiente problema: ¿qué aportan los estudios de las prácticas investigativas a los análisis de los argumentos y de los procesos de justificación en la ciencia? De este problema se desprende otro específico: ¿qué ventajas o desventajas ofrece la eh frente a otros enfoques históricos que se orientan a análisis epistemológico, especialmente la historia de la epistemología (hde)? O de manera más precisa, ¿qué aportes filosóficos pueden ofrecen los estudios históricos de las prácticas investigativas, en relación con los estudios también históricos de la hde, concentrada en los análisis de los argumentos y los procesos de justificación?
En este artículo se abordan estas preguntas a partir de los análisis que realizan Feest, y Sturm. Pero se propone un punto de vista diferente al de Sturm en relación con el valor epistemológico de la eh. Este autor no duda del sentido filosófico de la eh, pero sí de la relevancia epistemológica de sus aportes en relación con los aportes de la hde. Específicamente, cuestiona la forma como se pueden inferir planteamientos epistemológicos en la eh a partir de los estudios de las prácticas investigativas, en contraste, con los análisis explícitos epistemológicos realizados en la hde a partir de las reconstrucciones históricas de los argumentos filosóficos.
En discusión con Sturm (2011) en este artículo se propone lo siguiente: a) la forma como se intentan formular planteamientos epistemológicos en la eh a partir de los estudios de las prácticas investigativas, es un problema importante que se debe abordar para poder juzgar el valor epistemológico de esta perspectiva; b) pero no debería ser un criterio para contrastar y minusvalorar los aportes epistemológicos de la eh en relación con los de la hde, pues ambas perspectivas se refieren a objetos de estudio distintos, suponen deferentes metodologías y realizan contribuciones epistemológicas en distintos aspectos; c) una justificación más precisa de los aportes epistemológicos de la eh sería posible si se logra una articulación entre los estudios de las prácticas investigativas de esta perspectiva, con los estudios recientes sobre la normatividad de las prácticas científicas.
La discusión de los anteriores problemas tiene como base un conocimiento preciso de varios supuestos. Específicamente, implica un conocimiento preciso del origen y el significado de la eh, de los principales sentidos en los que se ha desarrollado esta perspectiva, de sus aportes, y de sus principales limitaciones y críticas, y de la validez de referirse a una noción general de la eh a pesar de la diversidad de los sentidos en los que se usa este concepto. Enseguida se van a desarrollar estos aspectos.
El término “epistemología
histórica” lo emplearon algunos autores a inicios y mediados del siglo xx, en el contexto de la
historia de la ciencia y de la epistemología francesa, para indicar algunas
orientaciones particulares de sus planteamientos, y lo han vuelto a utilizar
otros autores algunas décadas después, sin una conexión directa en todos los
casos con estos primeros autores.
Braunstein ha ubicado por primera vez el uso del término en
la tesis doctoral de Abel Rey en 1907, y en otros textos del mismo autor. Canguilhem
lo empleó en la década de los 60 para trazar una distinción entre el tipo de
trabajo de Bachelard considerado por él como “epistemología histórica”, con su
propio trabajo, calificado como “historia epistemológica” (Becerra 36; Tiles
1984, 1987). Más tarde, Dominique Lecourt (1969) reintrodujo
el término en la epistemología francesa, para referirse al tipo de análisis
epistemológico realizado por Bachelard. Y extendió este concepto también a los
enfoques epistemológicos de otros historiadores y filósofos de la ciencia
franceses, como Michel Foucault (Feest & Sturm 2011 288; Chimisso; Hyder;
Rheinberger 2005a, 2005b). Por otra parte, en Estados Unidos Marx Wartofsky usó el
término para referirse a su enfoque y metodología marxista de historia de la
ciencia (Wartofsky, 1976, 1983a, 1983b, 1987).
Adicionalmente a estas referencias puntuales, el término se ha difundido recientemente en un escenario académico más amplio, y se ha empleado para designar una nueva perspectiva histórica y epistemológica, especialmente a partir de las investigaciones realizadas en el Instituto Max Planck para la Historia de la Ciencia, en Berlín, desde su fundación en 1994, con el impulso de Lorenz Krüger, y fundamentalmente con los trabajos de Lorraine Daston, Hans-Jörg Rheinberger y Jürgen Renn (Feest & Sturm 286).
Como lo señalan Feest y Sturm (288), en la creciente bibliografía sobre el tema se encuentran varias comprensiones de la eh desde distintas aproximaciones, y no existe una comprensión general representativa. Estos autores recogen las tres principales concepciones de la eh, presentadas especialmente en la conferencia que se realizó sobre el tema en el Max-Planck-Institut für Wissenschaftsgeschichte de Berlin, en el año 2008. De acuerdo con ellos, las investigaciones de Lorraine Daston, Hans-Jörg Rheinberger y Jürgen Renn, representan tres grandes líneas de desarrollo de la eh, que han encontrado y estructurado sus fundamentos en distintos antecedentes teóricos y en las que se articulan diferentes líneas de análisis. Específicamente, dicen,
Basándonos en estos tres cuerpos de trabajo, hacemos la distinción entre tres versiones de la epistemología histórica:
1.
Las historias de conceptos epistémicos
2.
Las historias de cosas epistémicas
3.
Las dinámicas de los desarrollos científicos a largo plazo (Feest & Sturm 288).[3]
En concreto, conceptos epistémicos de orden superior como la objetividad, la observación, la experimentación o la probabilidad. Trayectorias históricas de los objetos de investigación, como las partículas citoplasmáticas, el electrón, el adn o el flogisto. Y análisis a largo plazo de los desarrollos científicos, como el que realiza Jürgen Renn.
En esta caracterización de Feest y Sturm (2011) se recogen muy bien los principales sentidos en los que se ha usado y desarrollado la eh, y se empleará como base para los análisis y aportes propuestos en este artículo. Enseguida se revisarán las características principales de estos tres sentidos, y se analizarán algunos posibles cuestionamientos a sus aportes epistemológicos. Aunque antes de presentar estos sentidos y evaluar su valor epistémico, es necesario precisar qué se entiende usualmente por he en contraste con la hde.
El término "historia de la epistemología" ha sido empleado por algunos autores como Canguilhem, por un lado, y Goldman (1986) por otro, para designar los estudios de algunos filósofos e historiadores sobre los planteamientos epistemológicos de filósofos y científicos del pasado. La hde se ocupa de las cuestiones epistemológicas mediante la reconstrucción y evaluación de los argumentos pasados tal como se presentan en los textos filosóficos o científicos clásicos. Esta reconstrucción puede realizarse para comprender los planteamientos epistemológicos del pasado o para evaluar el sentido de esos planteamientos en relación con los actuales. Pero cada uno de esos dos propósitos supone alcances y limitaciones teóricas distintas, como lo indica Sturm (2011 305) a través de las siguientes preguntas: ¿La hde emplea un método de reconstrucción racional sobre el pensamiento de los filósofos o los científicos del pasado de manera solo descriptiva para comprender y justificar sus puntos de vista en relación con sus contemporáneos?, o ¿de desde un punto de vista evaluativo para analizar su sentido y significado en la actualidad, suponiendo que los problemas de la epistemología son perennes? Es decir, suponiendo una continuidad entre los objetivos, los problemas y los métodos epistemológicos del pasado y del presente. Se pueden distinguir varias orientaciones de la hde, según sus pretensiones solo reconstructivas o también evaluativas, con sus implicaciones, pero no es el objetivo de este artículo analizar estas orientaciones.
En comparación con la hde, la eh se centra en la comprensión de varios aspectos de la ciencia pasada, como la aparición de nuevos conceptos y objetos epistémicos, o de estándares epistémicos, pero desde el estudio de las prácticas de investigación y no desde la reconstrucción de los argumentos y las justificaciones epistémicas. (Sturm 311) En eh el adjetivo “histórica” se emplea para caracterizar un tipo de epistemología, o un método, a la manera como se designan por ejemplo la “epistemología naturalista”, o la “epistemología evolutiva”, etc., aunque este nuevo tipo o método epistemológico puede implicar también la redefinición de algunos objetivos y temas de la epistemología (308).
Como se indicó, el
primer sentido en el que se ha empleado la noción de la eh se relaciona con las historias de las
siguientes nociones epistémicas: la probabilidad (Krüger et al 1987a, 1987b; Daston 1988) la objetividad (Daston &
Galison), la observación (Daston 2008; Daston & Lunbeck). Este tipo de sentido podría también
extenderse a algunos de los análisis sobre la constitución de la noción de evidencia
recogidos en el texto de James Chandler, Arnold
I. Davidson y Harry D. Harootunian (1994), Questions of Evidence:
Proof, Practice, and Persuasion across the Disciplines, o al estudio sobre la
noción de evidencia de Guillaunim (2005).
También a la
constitución de la categoría de la sexualidad, realizada por Arnold Davidson (2002).
Para Daston y sus colegas, la perspectiva aportada
por el concepto de la eh no es simplemente
una historia de las ideas epistemológicas, sino un análisis de las formas cómo algunos
conceptos tradicionalmente epistemológicos como el de objetividad se han
constituido y desarrollado históricamente. Estos conceptos no se diferencian en
su carácter histórico de los que se han considerado tradicionalmente históricos,
como el mito, la imaginación, la ignorancia, el prejuicio, etc. (Daston 1991, 2000).
Por ejemplo, para Daston lo que se entiende usualmente por
objetividad científica es una confluencia de tres historias relacionadas con
las formas como en lo metafísico, lo metodológico y lo moral se fueron
estableciendo con los años las relaciones de conocimiento con los objetos: “La
objetividad científica no es ni monolítica ni inmutable: nuestro uso actual
está compuesto de varios significados −metafísico, metodológico y moral− y cada
significado tiene una historia distinta, así como un historial de fusión dentro
de lo que ahora se considera como un único concepto de ‘objetividad’.” (Daston 1991 597).[4]
Este sentido de
la epistemología se establece a partir del análisis de las prácticas
científicas, y no a partir del estudio de las interpretaciones y de las
explicaciones: “Estas no son solo historias acerca de cómo las interpretaciones
del mundo se suceden una a otra, una vita
contemplative de los objetos científicos. También son historias de la vita active, de la práctica” (Daston
2000 3).[5]
Pero el análisis de las prácticas, planteado por Daston y Galison, en su historia de la objetividad, se orienta hacia un sentido epistemológico, en la medida que analizan cómo en las distintas prácticas de ver de los científicos se generaron estándares o ideales de evidencia, y cómo esos ideales influyeron en la percepción de los científicos y en lo que contaba como evidencia empírica (Daston & Galison 18, 42-50, 371). Específicamente, de acuerdo con Sturm, estos autores identifican los tres siguientes estándares o ideales:
Hacia-la verdad-de la naturaleza” (el
investigador selecciona y sintetiza características observables para luego
representar visualmente las esencias generales de los objetos),
"objetividad mecánica" (el investigador intenta representar las
particularidades individuales de los objetos observados independientemente de
cualquier preconcepción, y normalmente utiliza dispositivos mecánicos para
lograr esas representaciones), y finalmente, el "juicio entrenado"
(el experto interpreta ciertos patrones de objetos para agruparlos por
familias). Estos ideales, según el argumento, conducen a una diferencia en el
entrenamiento de los poderes perceptivos en los científicos. Además, determinan
(al menos en parte) lo que cuenta como evidencia empírica (Sturm 2011 316).[6]
Sin embargo,
para Feest y Sturm (290)
la definición del sentido y del alcance epistemológico
de este tipo de estudios depende fundamentalmente del siguiente problema: “¿qué
significa estudiar las prácticas (científicas) y cómo podrían estos estudios
dar lugar a los relatos históricos de los conceptos epistémicos?”[7].
Específicamente Sturm (2011) le cuestiona a esta perspectiva su incapacidad
para establecer una relación entre el análisis de las prácticas y el análisis
epistemológico de las concepciones y los argumentos, pues en este tipo de
estudios no parece quedar claro cómo una historia de las prácticas de percepción
pudo ayudar a comprender los problemas epistemológicos de la percepción. Esto
supone no solo una comprensión de la relevancia filosófica del estudio de la historia
de las prácticas, sino también una comprensión del papel normativo de las
prácticas.
Con el propósito de revisar
este problema con más detalle, Sturm (315) analiza las siguientes explicaciones
ofrecidas por Daston y Galison:
[…]
Nos hemos centrado en las prácticas de ver, en lugar de las teorías de la
visión. No obstante, consideramos que estas prácticas y teorías son de
importancia filosófica. Ellas dictan no solo cómo se ve el mundo, sino también
qué es -qué son los objetos científicos y cómo deben ser conocidos (Daston &
Galison 368).[8]
A partir de
esta explicación, y del análisis crítico que realiza Sturm, se puede señalar lo
siguiente:
1. En su estudio sobre la objetividad
científica Daston y Galison se concentra en las prácticas de ver y no en las
teorías de la visión. En términos generales su propuesta de EH toma como punto
de partida el análisis de las prácticas, y no pretende ser una historia de las
teorías. Su indagación tampoco se concentra en el análisis de las concepciones
y de los argumentos empleados por los científicos y los filósofos para afirmar
la objetividad. Es decir, ellos tampoco pretenden hacer una hde.
2. Sin embargo, en el momento de analizar la
relación entre las prácticas con los problemas epistemológicos, solo afirman que
las prácticas analizadas son de importancia filosófica.
3. Pero luego dan un salto argumentativo al
plantear que los ideales o estándares prácticos no solo dictan cómo se ve el
mundo, sino también qué son los objetos científicos y cómo deben ser conocidos.
Es decir, que los ideales o estándares se convierten en pautas normativas en
relación con lo que cuenta como evidencia y lo que se asume como objetivo.
Este salto argumentativo que hace notar Sturm, puede juzgarse como una limitación no solo de esta perspectiva de la eh, sino posiblemente también de las otras perspectivas que se presentarán a continuación, y tiene que ver con el tema del sentido normativo de las prácticas científicas. En la parte final de este artículo se analizará con más detalle este problema.
Sin embargo, no parecen ser muy adecuadas las implicaciones que plantea Sturm a partir de esta limitación. Para este autor, sería más razonable preferir el tipo de análisis de la hde, en lugar de la eh, para conocer el desarrollo histórico de las categorías epistemológicas, por el sentido explícitamente filosófico de las reconstrucciones de los argumentos y los debates que condujeron a los científicos a aceptar algunos ideales como estándares epistémicos. En realidad, las dos perspectivas se concentran en investigaciones diferentes, y el sentido explícitamente filosófico de la hde no suple los posibles aportes filosóficos de la he, a pesar de sus limitaciones.
El segundo sentido
en el que se ha usado el concepto de eh
se relaciona con los objetos epistémicos, y no solo con los
conceptos, o con lo que Hans-Jörg Rheinberger ha denominado las "cosas
epistémicas", en su libro: (1997).
Toward a history of epistemic things. Synthesizing
proteins in the test tuve.
Rheinberger propone una epistemología sobre los procesos históricos materiales a través de los cuales los científicos han logrado identificar fenómenos específicos como objetos de investigación, o como “cosas epistémicas”, frente a la epistemología tradicional que se ha concentrado fundamentalmente en la cuestión de cómo se relacionan la mente y el mundo. De esta manera, su historia de la ciencia ha enfatizado en la formas como llegaron a definirse como objetos de estudio asuntos como las partículas citoplasmáticas o las proteínas, a través de procesos materiales como los usos instrumentales, las mediaciones tecnológicas y lo que ha denominado como “los sistemas experimentales”. Su historia de la ciencia se concentra más en el ir y venir de las ontologías científicas, y en el interés científico en los objetos epistémicos, que en la historia de la emergencia, el desarrollo y la desaparición de esos objetos (Feest & Sturm 292).
Rheinberger afirma que su versión de la epistemología fue anticipada por varios autores a finales de la filosofía europea de finales del siglo xix y principios del siglo xx:
La cuestión ya no
era cómo un sujeto conocedor podría obtener una visión no disimulada de sus
objetos, más bien la pregunta era qué condiciones tenían que crearse para que
los objetos se convirtieran en objetos de conocimiento empírico bajo
condiciones históricamente variables. (Rheinberger 2010 3).
Este sentido de eh supone análogamente una especie de nuevo giro copernicano con respecto a las relaciones entre el sujeto y el objeto del conocimiento. De acuerdo con Rheinberger (2010 3), la cuestión no es ya cómo los sujetos pueden tener un punto de vista objetivo de los objetos, sino qué condiciones deben ser creadas en los objetos para ser objetos de conocimiento empírico bajo circunstancias históricamente variables. La reflexión se desplaza de las condiciones del sujeto, a las condiciones históricas de constitución de los objetos, como objetos de conocimiento científico, en un contexto en el cual solo algunos objetos de estudio devienen como objetos de estudio científicos.
La epistemología se ha concentrado fundamentalmente en el
estudio de las condiciones de posibilidad producidas en el sujeto para poder
dar cuenta de los objetos, pero Rheinberger hace notar que es también
fundamental pensar en las condiciones materiales que se producen en la
investigación científica, especialmente en las ciencias experimentales, para
que algunos objetos se constituyan en objetos de estudio científicos.
Influenciado por
algunos epistemólogos franceses, especialmente por Bachelard y Canguilhem, Rheinberger
propone en sus estudios históricos una comprensión del concepto de epistemología
en un sentido alterno al tradicional. Específicamente dice:
Mi uso del término epistemología
requiere una breve explicación. No lo uso como sinónimo de una teoría del
conocimiento (Erkenntnis) que investiga qué es lo que hace que el conocimiento
(Wissen) sea científico, como era característico de la tradición clásica, especialmente
en los países de habla inglesa. Más bien, el concepto se usa aquí, siguiendo la
práctica francesa, para reflejar las condiciones históricas bajo las cuales, y
los medios con los cuales, las cosas se convierten en objetos de conocimiento.
Ambos se centran en el proceso de generación de conocimiento y en las formas en
que se inicia y mantiene. (Rheinberger 2010 2f).[9]
De acuerdo con la perspectiva epistemológica planteada, Rheinberger
ha mostrado en sus investigaciones realizadas, sobre todo en el campo de la
biología celular, que no es posible representar una realidad independiente de
los objetos, fuera de la que se constituye en el contexto profundamente
intervenido por los métodos de preparación, las técnicas instrumentales y de
los sistemas experimentales. Las historias específicas de las nuevas entidades
y fenómenos indagados en este campo, como las proteínas y las partículas
citoplasmáticas han estado íntimamente relacionadas con la historia del
desarrollo de los métodos de preparación y de los sistemas experimentales.
Tanto la afirmación sobre la existencia de estas entidades y fenómenos, como su
observación y representación ha dependido por completo de los métodos de
preparación y de las condiciones instrumentales.
En relación con esta perspectiva histórica epistemológica, Feest y Sturm (293), plantean la siguiente pregunta: ¿cómo se entiende el papel epistémico de los sujetos y de sus creencias en este tipo de investigación centrada en los objetos? No tiene mucho sentido intentar dar una respuesta simple a una pregunta tan amplia, pero sí vale la pena precisar lo siguiente: ciertamente las investigaciones de Rheinberger tienen el mérito de haber planteado un sentido de estudio de lo epistemológico muy poco advertido en las reflexiones epistemológicas tradicionales, concentradas durante siglos en el estudio de las representaciones, las creencias y las teorías. Desde hace tres décadas los estudios de la ciencia comenzaron a concentrarse en el estudio de las intervenciones, de la cultura material, o de la ciencia en acción[10], y por supuesto, ello ha permitido tener una comprensión más amplia y compleja de los problemas epistemológicos de la investigación científica. Desde este contexto, la propuesta de Rheinberger no pretende detenerse en el análisis de las creencias científicas, o de las condiciones epistémicas de los sujetos, pero indiscutiblemente evidencia la complejidad del análisis epistemológico de la constitución de los objetos de estudio en la investigación científica.
De manera adicional
al asunto anterior sobre la orientación específica de este tipo de perspectiva
epistemológica, una cuestión más interesante tiene que ver con el problema que
se ha venido analizando, sobre la relación entre los planteamientos
epistemológicos y los análisis de las prácticas investigativas. En concreto,
desde esta perspectiva se podría plantear el problema así: ¿cómo se infieren
planteamientos epistemológicos sobre los objetos epistémicos, a partir de los
análisis de las prácticas experimentales, descritas por Rheinberger, a través
del concepto de los sistemas experimentales? De manera similar al tipo de
estudio que realiza Daston, se podría decir que en las mismas prácticas
científicas se establecen criterios que cumplen un papel normativo en el
proceso de constitución de los objetos científicos. Pero, ¿cómo se puede
justificar conceptualmente ese proceso epistemológico a partir del papel
normativo de las prácticas científicas?
El tercer sentido en el que se ha usado el concepto de eh se refiere a las investigaciones sobre los desarrollos a largo plazo de las dinámicas y comprensiones científicas. Feest y Sturm (293-296) señalan como principales representantes de esta perspectiva a Jürgen Renn y sus colegas, con sus investigaciones sobre los orígenes de la mecánica y sobre la revolución de la teoría de la relatividad (Renn 1995, 1996, 2004, 2008; Renn et al 2004).
El tipo de análisis histórico planteado desde esta perspectiva tiene las siguientes características: a) establece una relación entre diferentes etapas del conocimiento científico, sus cambios y su desarrollo a largo plazo; b) presupone un punto de vista evolutivo no reductivista, entre distintas representaciones del pensamiento científico; c) se concentra en el desarrollo del pensamiento científico antes que en la reconstrucción de los contextos, intentando superar la dicotomía en la historia de la ciencia entre contexto y contenido; d) incluye en los análisis los aportes de la cultura material (herramientas de investigación, sistemas de símbolos, procesos técnicos, etc.); e) emplea en los análisis conceptos marco históricos-epistemológicos para caracterizar dinámicas de investigación científica a largo plazo.
Específicamente, los conceptos marco históricos-epistemológicos que emplea Renn como recursos para el análisis histórico son los siguientes: 1) modelo mental; 2) conocimiento socialmente compartido; 3) objeto retador o desafiante; y 4) reorganización del conocimiento (Renn 2008).
Desde Thomas Kuhn, Lakatos y Laudan se han empleado algunos conceptos históricos-epistemológicos para el estudio de los procesos de cambio científico, como los de paradigma, programa de investigación, tradición de investigación, etc., pero este tipo de conceptos tienen que ver con los distintos modelos empleados por los teóricos de la ciencia para el estudio de los grandes cambios científicos. En contraste, los conceptos marco analizados por Renn tienen que ver con los recursos cognitivos o las estructuras de representación utilizadas por las comunidades científicas, a lo largo del tiempo, para establecer inferencias o para organizar sistemas de conocimiento.
A juicio de Feest y
Sturm (2011), el concepto central formulado por Renn que permite analizar
algunos aspectos de las dinámicas de pensamiento científico a largo plazo, es
el de modelo mental, definido a partir de los aportes de las ciencias
cognitivas. Este concepto ha sido definido por el historiador, como recurso
explicativo, pero se supone que puede también identificarse históricamente como
recurso heurístico implícito en las prácticas representacionales de los grupos
y las comunidades científicas.
En
pocas palabras, los modelos mentales son estructuras representativas, que
permiten inferencias sobre objetos complejos incluso cuando solo se dispone de
conocimiento incompleto. Se asume que tales estructuras de representación
tienen cierta persistencia, son compartidas por grupos específicos y se ubican
en contextos específicos (prácticos o teóricos). Pueden extenderse cuando se
enfrentan a nuevas áreas de aplicación, lo que a su vez puede conducir a una
reorganización del propio sistema de conocimiento en cuestión. Por lo tanto,
esta variedad de epistemología histórica combina un riguroso historicismo con
un enfoque naturalista mediante la aplicación de ciertos conceptos de la
ciencia cognitiva (Feest & Sturm 294).[11]
Algunos problemas relevantes que se le pueden plantear a esta perspectiva son los siguientes: conceptos como el de modelo mental tienen el doble sentido de ser a la vez conceptos marcos empleados por el historiador para el análisis de los procesos y las dinámicas científicas, y recursos cognitivos empleados por los grupos o las comunidades científicas, identificados en la investigación histórica, y que cumplen un papel heurístico. Por lo tanto, ¿cómo se logra articular en la propuesta de Renn este doble sentido, o como se logra satisfacer a la vez el rigor empírico de la investigación histórica con las pretensiones explicativas del análisis? Este tipo de investigación histórica parece moverse en un filo muy delgado entre el contextualismo histórico y un punto de partida a priori filosófico como condición para el análisis histórico, o entre el rigor empírico del análisis histórico y la circularidad del análisis histórico, en tanto los conceptos que sirven de unidad para el análisis deben también analizarse históricamente, o entre el sentido descriptivo del análisis histórico y las pretensiones explicativas epistemológicas.
De manera adicional a las cuestiones planteadas, en este enfoque de eh también es relevante el problema que se ha venido analizando. Específicamente, ¿cómo se comprende la relación entre las prácticas representacionales, en las que se emplean esquemas normativos representacionales, y las concepciones epistemológicas?, ¿cómo se puede justificar conceptualmente el papel normativo desempeñado por los esquemas representacionales empleados por las comunidades científicas a lo largo del tiempo?
Después del análisis realizado de los principales tres sentidos en los que se ha desarrollado recientemente el concepto de la eh, se puede abordar los problemas de la afirmación de una comprensión general común del concepto de eh, a pesar de las distintas orientaciones. Esta es una condición básica para poder contrastar esta comprensión general con el enfoque cercano de la hde, y para poder evaluar su valor epistemológico. Estos problemas ya se analizaron en los textos de Feest y Sturm (2011) y de Sturm (2011), pero es necesario realizar un rápido balance del tema para poder desarrollar el punto de vista crítico propuesto en este artículo, en torno a las opiniones de Sturm sobre la relevancia y el alcance teórico del enfoque de la eh, en relación con la hde.
Sturm sintetiza de la siguiente manera los puntos comunes entre los tres sentidos expuestos de desarrollo de la eh:
Si
bien estas versiones de eh
difieren en el tema, presentan importantes características metodológicas
comunes. Por ejemplo, todas afirman que se deberían estudiar los contextos
locales de la ciencia, así como establecer comparaciones a través del tiempo y
el espacio -combinando la micro historia y la macro historia. Además, todas
tienen como objetivo estudiar las prácticas de investigación que conducen a la
introducción o cambio de los conceptos de los objetos, de los conceptos
epistémicos y de los cambios en el desarrollo de las teorías científicas. Estos
supuestos metodológicos rara vez los hacen quienes persiguen la hde (Sturm 306).[12]
En términos generales, a partir del análisis de los autores citados, se puede decir que a pesar de sus diferencias, especialmente en relación con sus objetos y temas de estudio, los tres sentidos presentados de investigación histórica tienen varias características comunes, sobre todo en relación con el tipo de investigación histórica conceptual que realizan y la orientación metodológica que asumen. Estas características comunes son suficientes para reconocer en ellas un aire de familia, o para referir a ellas un sentido común o una concepción general de eh, contrastable con el enfoque parecido de la hde.[13]
Desde el presupuesto de una concepción común de eh, se puede juzgar su sentido filosófico general. Se puede afirmar que la eh es una perspectiva en efecto epistemológica y no solo histórica, por algunas razones como las siguientes: a) indaga por las condiciones de la posibilidad históricas de algunas formas de conocimiento como los "conceptos organizadores", las categorías y los objetos; b) se pregunta por el sentido de algunos conceptos como los de evidencia, objetividad, probabilidad, etc., y por la constitución de algunos objetos de estudios científicos; c) realiza algunas contribuciones para comprender de manera contextualizada debates como los del realismo y el antirrealismo; d) y amplía el análisis los modelos de larga duración y de las dinámicas de la investigación, más allá de los aportes de la filosofía post-kuhniana.
Este sentido filosófico ha surgido de algunas transformaciones acontecidas tanto en la historia de la ciencia, como en la filosofía de la ciencia. De acuerdo con Rheinberger, en su texto, (2010) On historicizing epistemology, la eh no ha sido una propuesta teórica más, surgida de la deliberación teórica o de la exploración histórica, sino el producto de la confluencia de una doble transformación teórica reciente producida gradualmente, tanto en la filosofía de la ciencia, como en la historia de la ciencia. Específicamente, es el producto de la historización de la filosofía de la ciencia y de la epistemología, y de la epistemologización o conceptualización de la historia de la ciencia (2010 3). La historización de la epistemología es una forma concreta de naturalización de la epistemología. Y la conceptualización de la historia no ha surgido como un programa filosófico, de orientación del análisis histórico, sino como una consecuencia de la extensión del análisis histórico a los terrenos no abarcados y presupuestos por el quehacer histórico. Es decir, las categorías, los marcos de análisis y los presupuestos conceptuales desde los cuales se ha hecho la historia, y que operaban como límites del análisis histórico.
La eh se constituye así, por lo tanto, en un enfoque con un doble sentido filosófico: es a la vez una historia conceptual de aquello que la historia no había abordado, es decir de la constitución de los conceptos, de los objetos epistémicos y de los procesos de larga duración, y una epistemología naturalizada, desde el dato empírico de la historia.
De esta manera, el tipo de análisis histórico -
filosófico supuesto en la eh no ha
surgido, como sucedió con la filosofía de la ciencia kuhniana y postkuniana, de
la interacción entre la historia y la filosofía, como dos campos predefinidos,
que integran sus enfoques, sus objetos de estudio o sus métodos. En lugar de
ello, ha sido el resultado de un proceso de investigación histórica, en el que
se han transformado tanto la forma de hacer historia, como la forma de hacer
filosofía. Ello ha involucrado ante todo un ejercicio y un método histórico,
desde el cual se han desprendido algunos planteamientos filosóficos. El sentido
filosófico se ha adquirido a posteriori, y ha implicado a la vez una
delimitación de los problemas filosóficos arrojados por el análisis histórico,
y una proyección conceptual del análisis histórico.
Sin desconocer el sentido filosófico de la eh, Sturm (2011 308-311) plantea algunas críticas sobre la relevancia y el alcance teórico de la eh en relación con la hde. Para este autor la perspectiva de la hde tiene un mayor alcance epistemológico que la he, en razón del tipo de investigación explícitamente epistemológica que se realiza en la hde, y de las dificultades que tiene la eh para dar cuenta de las posibles contribuciones del estudio de las practicas investigativas para la comprensión de los problemas epistemológicos. El tipo de análisis histórico que se realiza en la hde se orienta a la comprensión de los conceptos, los problemas y los argumentos a los que se enfrentan los filósofos y los científicos del pasado, desde un ámbito explícitamente epistemológico, mientras la eh se orienta al estudio de las prácticas investigativas, sin justificar claramente su relación con los problemas epistemológicos. Para Sturm, los estudios de las prácticas de investigación de la eh podrían ser tan relevantes epistemológicamente como los de la hde, solo si logran incorporarse o relacionarse claramente con las reconstrucciones y los análisis de los argumentos.
En las anteriores páginas se hizo una síntesis sobre el origen y el significado de la EH. También se analizaron los tres principales sentidos en los que se ha desarrollado esta perspectiva, sus aportes, pero también sus principales limitaciones y críticas. Se intentó comprender esas críticas y ofrecer algunas respuestas. En virtud de ello se pudo hacer una comparación entre los enfoques de la eh y la hde, con la intención fundamentalmente de analizar el valor epistemológico de la eh, y revisar las críticas de Sturm (2011) al respecto.
Finalmente, como aporte a la discusión, en relación con los planteamientos de Sturm se propone lo siguiente:
1. En los distintos planteamientos analizados en este texto, especialmente a partir de los aportes de Feest y Sturm (2011) y de Sturm (2011), no se ha puesto en duda, ni se ha cuestionado el sentido y la pertinencia filosófica de las distintas perspectivas de desarrollo de la eh. Desde el análisis amplio que realiza Rheinberger (2010) se puede comprender el sentido filosófico de la eh como producto del doble proceso de historización del análisis filosófico y de conceptualización de la historia. Sin embargo, Sturm (2011) plantea algunas dudas y cuestionamientos a la relevancia epistemológica de la eh, o a su valor epistemológico, en relación con otras perspectivas epistemológicas, especialmente la hde.
2. Estos cuestionamientos tienen que ver fundamentalmente con el siguiente problema: en los estudios históricos de las prácticas investigativas propuestos por los distintos sentidos de desarrollo de la eh, no se ofrece una adecuada explicación sobre la forma cómo los análisis de las prácticas investigativas pueden sustentar la comprensión del sentido epistemológico de las categorías, los objetos, y los estándares epistémicos. Esta explicación corresponde a otro tipo de estudio más conceptual y menos histórico. Estos enfoques se enfrentan a un vacío teórico en torno a la comprensión del papel normativo de las prácticas investigativas en relación con los criterios normativos epistemológicos. Sus análisis de las prácticas se muestran como pertinentes filosóficamente, pero la justificación conceptual de la forma como los criterios normativos epistemológicos se sustentan en criterios normativos prácticos, desborda los límites de los tres sentidos de eh presentados.
3. Sin embargo, Sturm (2011 321) parece precipitarse al plantear que, debido a estas limitaciones de la eh, es preferible y más útil el enfoque de la hde, por su justificado valor epistemológico. En realidad, las dos perspectivas se orientan hacia distintos tipos de análisis epistemológicos, y el sentido explícitamente filosófico de la hde no suple ni niega los posibles aportes filosóficos de la he, a pesar de sus limitaciones. Los aportes epistemológicos realizados por la eh dependen de los alcances y límites de su particular forma de análisis histórico, y no es adecuado definir su valor epistemológico en relación con la hde, pues ambas perspectivas se refieren a objetos de estudio distintos, suponen deferentes metodologías y realizan contribuciones epistemológicas en distintos aspectos.
4. Por otro lado, Sturm no profundiza en la indagación del problema del sustento de los criterios normativos epistemológicos analizados por la hde. ¿Su carácter normativo se soporta en otros criterios o finalmente en prácticas?, ¿si se soporta en otros criterios anteriores históricamente, cómo se constituyeron esos criterios?, ¿cómo surgieron los sentidos explícitos filosóficos de los conceptos y los argumentos presentados en las reconstrucciones históricas de la hde? La hde también acusa de algunas limitaciones y vacíos en la comprensión y la justificación del sentido epistemológico de sus objetos de estudio. Muy seguramente en las respuestas a las preguntas formuladas se podrán articular los planteamientos de la hde con los aportes de la eh.
5. Más que un cuestionamiento sobre el valor epistemológico de la eh en relación con la hde, los análisis recogidos en este texto muestran la necesidad de articular los aportes de los estudios de la eh con otro tipo de investigación sobre la normatividad de las prácticas científicas y su relación con los criterios epistemológicos. Este tipo de investigación es un amplio programa filosófico que se ha venido desarrollando recientemente por autores como Sergio Martínez (2008, 2015), o Joseph Rouse (1996, 1999, 2002), y podría ofrecer algunos análisis conceptuales importantes para poder comprender y evaluar con argumentos más precisos el valor epistemológico de los estudios de las prácticas científicas desarrollados por la eh.
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357-374.
[1] Agradezco las revisiones y las recomendaciones del profesor Sergio Martínez para mejorar el contenido del texto.
[2] Algunas de la instituciones más importantes
son las siguientes: el Max-Planck-Institut
für Wissenschaftsgeschichte de Berlin, el
Committee on the Conceptual and
Historical Studies of Science de la Universidad de Chicago, el Collège de France, y los departamentos
de historia de la ciencia de las universidades de Toronto y de Harvard (Fragio 13).
[3] «Drawing on these three bodies of work, we
distinguish between three versions of historical epistemology:
1. Histories of epistemic concepts
2. Histories of epistemic things
3. Dynamics
of long-term scientific developments»
[4] Scientific objectivity is neither monolithic nor immutable: our current
usage is compounded of several meanings - metaphysical, methodological and
moral - and each meaning has a distinct history, as well as a history of fusion
within what now counts as a single concept of 'objectivity' (Daston 1991 597).
[5] These are not only stories about how interpretations
of the world succeed one another, a vita
contemplative of scientific objects. They are also stories of the vita active, of practice and products as
concrete as the stacking of individual atoms and the profits of insurance
companies (Daston 2000 3).
[6] ‘‘truth-to-nature’’ (the researcher selects and
synthesizes observable features in order to then visually represent the general
essences of objects), ‘‘mechanical objectivity’’ (the researcher tries to
represent the individual particularities of observed objects independent of any
preconceptions, and typically uses mechanical devices to achieve those
representations), and finally ‘‘trained judgment’’ (the expert interprets
certain patterns of objects in order to group them as families). These ideals,
so the argument goes, lead to a difference in the training of perceptual powers
in scientists. Moreover, they determine (at least in part) what counts as
empirical evidence (Sturm 2011 316).
[7] what does it mean to study (scientific) practices, and
how might such studies give rise to historical accounts of epistemic concepts? (La traducción es mía).
[8] […] we have focused on practices of seeing, rather than
theories of vision. We nonetheless hold these practices as well as theories to
be of philosophical import. They dictate not just how the world looks but also
what it is—what scientific objects are and how they should be known (Daston &
Galison 368).
[9] My use of the term
epistemology requires a brief explanation. I do not use it as a synonym for a
theory of knowledge (Erkenntnis) that inquires into what it is that makes
knowledge (Wissen) scientific, as was characteristic of the classical
tradition, especially in English-speaking countries. Rather, the concept is
used here, following the French practice, for reflecting the historical
conditions under which, and the means with which, things are made into objects
of knowledge. It focuses thus on the process of generating knowledge and the
ways in which it is initiated and maintained. (Rheinberger
2010 2f.)
[10] Las referencias de este giro en los estudios de la ciencia son muchas, pero pueden servir de ejemplos los textos de Ian Hacking (1983) Representing and Intevening, el texto de Latour (1987) Science in Action.
[11] Very briefly put, mental models are
representational structures, which allow for inferences about complex objects
even when only incomplete knowledge is available. Such representational
structures are assumed to have a certain persistence, be shared by specific
groups and located in specific (practical or theoretical) contexts. They can be
extended when confronted with new areas of application, which in turn may lead
to a reorganization of the very system of knowledge in question. Thus, this
variety of historical epistemology combines a thorough historicism with a
naturalistic approach by applying certain concepts from cognitive science. (Feest & Sturm 294)
[12] While these versions of he differ
in subject matter, they exhibit important common methodological features. For
instance, all claim that one ought to study the local contexts of
science as well as draw comparisons across time and place—combining micro
history and macro history. Also, they all aim to study research practices that
lead to the introduction or change of concepts of objects, of epistemic
concepts, and of shifts in the development of scientific theories. These
methodological assumptions are rarely if ever made by those who pursue hoe (Sturm 2011 306)
[13] Desde estas consideraciones parecen injustificadas
y superficiales las críticas de Gingras , en las que a partir del análisis de
los usos identificados del concepto, sugiere que esta perspectiva no es un
movimiento coherente, ni representa una auténtica contribución a la
epistemología. Según este autor, de los proyectos más recientes que han
adoptado el nombre de eh, solo el de Hans Jörg Rheinberger ha
reflexionado sobre la genealogía de este nombre y se ha situado dentro de la
tradición francesa en la que surgió la expresión. Pero para este autor, tanto
este proyecto como los otros mencionados, pueden identificarse más como una
“historia epistemológica de la ciencia” que como una “epistemología histórica”,
empleando la distinción realizada hace varias décadas por Canguilhem (Feest &
Sturm 296).